Se habla de Pax narca, cuando las autoridades prefieren pactar o ser omisos en el combate a las mafias con la equivocada idea de que eso evitará las crisis de inseguridad y de violencia, que finalmente estallan, como nos pasa ahora, por la erosión a las estructuras del Estado mexicano en las que esas concesiones al narco degeneran.Con toda proporción guardada, bien podríamos parafrasear y trasladar esa noción a lo que sucede en las relaciones obrero-patronales y el papel que jugó el Gobierno estatal en la anterior administración, a juzgar por lo que reveló el nuevo titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Marco Valerio Pérez Gollaz, el miércoles pasado durante la toma de protesta de 17 representantes de los trabajadores y del sector patronal en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.Según el nuevo funcionario, encontró la STyPS en el abandono y con un rezago de 104 mil expedientes laborales. Con la obligación de responder a 14 mil amparos de trabajadores o patrones inconformes por no admitir sus expedientes y sus quejas un año después de ser presentados. Con problemas operativos y carencias que van desde personal hasta de papel, tóner para imprimir documentos, equipos de cómputo y vehículos para repartir notificaciones.Ante este desolador panorama en la STyPS y la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, la pregunta obligada es si lo que teníamos en Jalisco entonces era una especie de Pax laboral.¿A qué se debió el silencio de los representantes del sector laboral y del patronal en la Junta local ante los crecientes rezagos, que al principio del sexenio eran de 20 mil expedientes y terminaron superando los 100 mil?¿Por qué organismos empresariales e incluso sindicatos obreros lejos de cuestionar la lentitud burocrática en la atención de los conflictos obrero-patronales, más bien respaldaban la narrativa oficial de que la Junta y la Secretaría del Trabajo contribuían a mantener un clima laboral envidiable en el País y que se traducía en la obtención de cifras récord en inversiones y generación de empleos?En espera de escuchar las respuestas de estos sectores, lo que habrá que decir es que es claro que no vino nada bien a la STyPS la inestabilidad que causaron los cinco relevos de mandos que sufrió esa dependencia en la pasada administración por donde pasó Eduardo Almaguer, Héctor Pizano, Tomás Figueroa, Luis Carlos Nájera y Elke Tepper.Por el desorden operativo que denuncia Pérez Gollaz, tampoco se aprovechó debidamente el cambio de sede, reclamado durante mucho tiempo por sindicatos obreros, organizaciones empresariales y litigantes laborales (entre ellos los abogados talibanes que, hay que decirlo, fueron combatidos por primera vez el sexenio anterior), pese a la inversión millonaria que se hizo en las nuevas instalaciones aledañas al parque Agua Azul.Habrá que ver si el fin de esta Pax laboral ayuda al nuevo titular de la STyPS a cumplir su primer autoreto de abatir en 25% el rezago este 2019.jbarrera4r@gmail.com