De las etapas que siguen a la jornada electoral, entre éstas la revisión de paquetes de boletas en varias casillas y la entrega de las constancias de triunfo a los candidatos ganadores, destaca también el conteo total de votos que permite determinar qué partidos políticos no superaron el umbral de 3% de la votación total, lo que obliga a quitarles el registro. En otras palabras, dejan de existir.El fenómeno, por decir lo menos, es una de las curiosidades de la política mexicana: los partidos, como instituciones públicas, siguen figurando entre las más desacreditadas y aborrecidas por la ciudadanía, de modo que cuando un partido político pierde registro, surge una festiva aprobación generalizada.Hay quienes han defendido una suerte de resurgimiento de los partidos, en vista del fracaso de los candidatos independientes en esta elección, pero la derrota de éstos -que a todas luces enfrentan una competencia totalmente desigual contra las estructuras partidistas- es un elemento muy débil para asegurar que los institutos políticos han renacido de sus cenizas.¿Recuerdan el refrán?: Una golondrina no hace verano.Y si el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) aparece repentinamente como una potente y novedosa fuerza política, eso también resulta del hartazgo que han provocado los partidos “tradicionales”, como el Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN), y el de la Revolución Democrática (PRD). Adicionalmente, tiene peso específico la figura de Andrés Manuel López Obrador como “creador” del partido; muy pocos políticos en el pasado mexicano han conseguido eso, y entre éstos se pueden citar a Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y su hijo, Cuauhtémoc Cárdenas.Pero el texto de esta columna se desvió un poco por la vereda de la historia… retomemos los hechos del momento. Como consecuencia de las votaciones del 1 de julio y una vez concluido el cómputo, en el seno del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) tomó forma un anuncio: perderán su registro al menos tres institutos, a saber Partido Nueva Alianza (Panal), Partido Encuentro Social (PES) y Partido de la Revolución Democrática (PRD).El Panal, ese instituto político que suele identificarse con los maestros y con Elba Esther Gordillo, no pudo sobrevivir a la caída de quien fuera la última lideresa del sindicato magisterial; esta vez fallaron sus alianzas.El PES, de reciente creación, no logró los votos mínimos aún a pesar de haberse cobijado en la coalición con Morena y López Obrador.El PRD, un partido histórico en la última etapa de la política nacional -justo nació de aquella enorme alianza social que encabezó Cuauhtémoc Cárdenas tras las elecciones de 1988-, aún tiene margen de maniobra y podría, igual que lo hizo el Partido del Trabajo (PT), defender su existencia hasta la última instancia en la Sala Superior del Tribunal Electoral federal… pero ha quedado muy “herido” después de esa extraña aventura pragmática que fue la coalición con el PAN y Movimiento Ciudadano. Todo apunta a que su lugar será ocupado por Morena y su desaparición, si no se concreta ahora, ocurrirá en breve.Lecciones de esto hay varias. Una de ellas es que los partidos, en términos generales, están alejados del mexicano promedio. Es fácil comprobar que muchos partidos no es sinónimo de representación plural. Hoy, si son menos, mejor.