Lo que debe prevalecer el próximo 9 de marzo cuando un buen número de mujeres en nuestro país no acudan a sus labores cotidianas debe ser eso: lo que mi primo Gerardo María llama “La Presencia de la Ausencia”; debe hacerse sentir el peso de la falta de las mujeres.Por ello resulta hasta contradictorio pensar que gobiernos, organizaciones y negocios en general apoyen no descontando el salario del día, como un favor o como un permiso para que las mujeres puedan ausentarse sin enfrentar problemas.Desde nuestro punto de vista, ese apoyo es un menosprecio al género y al movimiento.No va por ahí.El mensaje del próximo 9 de marzo debe ser fuerte y contundente: ¿Qué pasa cuando no hay mujeres? Cuando no están. ¿Sobrevive nuestra sociedad?Es una invitación seria a detenerse a reflexionar sobre qué papel, qué importancia se les da a las mujeres cuando, de manera casi natural, por cuestiones culturales, acostumbramos a verlas desde arriba.En todos los renglones de la sociedad existe un menosprecio a lo femenino; nos llama la atención en el mundo de la delincuencia cómo las mujeres que son ejecutadas (pertenezcan o no a las mafias que mandan en distintos sectores del país) son torturadas, vejadas y ultimadas con mucha mayor crueldad que los hombres.Al momento de recibir penas, éstas son más severas.Y cuando ya están ahí recluidas son prácticamente abandonadas por sus amigos y familiares; nada que ver con los hombres presos que siguen recibiendo visitas de familiares y amigos.Y de ahí para arriba.La diferencia en roles y remuneraciones que todos conocemos.Incluso en los medios de comunicación el trato que damos a noticias en que las mujeres son protagonistas (para bien o para mal) es diferente.La validación de argumentos sufre una suerte parecida: cuántas veces descalificamos algo por venir de una mujer.Y en el tema de la violencia se minimiza el maltrato emocional y físico que sufren las mujeres. Aquí el mensaje va dirigido a todos (y todas) los que viven del presupuesto público. Hay a nivel Estado Mexicano descuidos y omisiones para atender el problema.Incluso las Comisiones de Derechos Humanos no hacen lo suficiente. Todos fallan.Y fallamos también cuando nos sentimos con el derecho y autoridad para decidir sobre el cuerpo de las mujeres.La presencia de la ausencia de las mujeres el 9 de marzo la entendemos como una invitación para, por lo menos, reflexionar sobre todo esto.Desde aquí, nos declaramos listos para, con toda humildad y respeto, estar muy atentos a ese mensaje, y dejarlo sonar hasta que nos reviente los oídos.