Desde 1974 se hizo la reforma constitucional, en donde se establece que el hombre y la mujer son iguales ante la ley, pero hasta mayo de 2019 se reformaron nueve artículos de la Constitución en donde se instaura la obligatoriedad del principio de paridad para las elecciones de funcionarios públicos, por lo que se debe observar la paridad en todos los puestos políticos.Ahora que tan en boga está la paridad de género, vemos cómo en el proceso de Morena en varios Estados, no reconocen ni escogieron a los ganadores de las encuestas, sino que solo por el hecho de ser mujeres fueron escogidas sobre las preferencias de la ciudadanía, sin importar su capacidad, habilidad, talento o liderazgo, ya que en una democracia así debería ser y no darles la candidatura a las personas que no tuvieron la mayor aceptación solo por ser mujeres.En lugar de estar obligando a imponer un número igual de hombres y mujeres en puestos públicos de elección, se debería estar promoviendo que ninguna persona por su raza, sexo, color, condición económica o social sea impedida de ocupar un cargo público.El INE determinó que en las próximas elecciones a gubernaturas de los Estados del 2024 deben ser 5 mujeres y 4 hombres los candidatos a dichos gobiernos. Los partidos aceptaron, excepto Movimiento Ciudadano, que impugnó esa acción ante el Trife, pero este confirmó la decisión del INE por favorecer a la mujer en las elecciones; en una democracia no debe imponerse esta paridad, sino la capacidad y liderazgo de los candidatos, los cuales, por supuesto, pudieran ser solo mujeres si estas fueran las mejores candidatas y las más capaces.El próximo año será inédito por la probabilidad de tener a la primera mujer como Presidenta de nuestro país, pues tanto el partido en el poder como en el frente opositor postularon para el cargo a mujeres.La discutible alternancia de género en los cargos públicos hoy beneficia a la mujer, ya que en la mayoría de los cargos hay hombres, pero en un futuro se podrá ver lo contrario y serán excluidas las mujeres de ser votadas, porque el cargo en disputa tenga que cambiar de género y ser un hombre el que ocupe el lugar; esta solución es injusta y no debemos aceptarla, ya que en una democracia, así como elegimos la forma en que se gobierna, debemos elegir a nuestros gobernantes. Esto no debe ser un tema de género sino de democracia, para que quien resulte electo sea el más capaz para regir nuestros destinos y sea una auténtica competencia pareja.Las mujeres, por supuesto, tienen derecho a competir dentro del ámbito político y profesional demostrando su capacidad, liderazgo, habilidades y dones, y no solo por ser mujeres, pero en este sexenio de AMLO, quien tiene en su gabinete una gran cantidad de mujeres, no se ve que las integre por su nivel profesional ni por sus capacidades y habilidades, sino por ser sumisas y obedientes para que siempre estén a sus órdenes.Como ejemplo, vemos el proceso de designación de candidatos de Morena a la Jefatura del Gobierno de la Ciudad de México, donde García Harfuch arrasó en las encuestas, pero la candidatura se la dieron a Clara Brugada, que quedó muy atrás, solo por ser mujer; se tiene que elegir al más competente y no perder solo por ser hombre, y darle el gane a Clara Brugada solo por ser mujer, lo cual la deja muy mal parada y pone en riesgo su triunfo en la Ciudad de México.La paridad de género se utiliza para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a puestos públicos. Es un criterio estipulado en la ley para asegurar la participación igualitaria en las candidaturas, pero no por eso está bien, sino que debemos votar viendo la capacidad de quienes nos representen. Debemos dejar a un lado ya el populismo.