Ahora que las tragedias mortales que se han registrado por el temporal de lluvias han puesto en evidencia las deficiencias en el mantenimiento de la poca e insuficiente infraestructura hidráulica de la metrópoli, que se agrava con el mal manejo del arbolado que lo torna de benefactor a amenaza para la población, considero pertinente abrir la perspectiva y plantear las carencias y descuidos en los que siempre han incurrido las autoridades en materia de mantenimiento del equipamiento urbano y en general de las diversas obras públicas que realizan o mandan hacer a empresas privadas, muchas veces, de la más ínfima calidad.Como titulé el RADAR de hoy, para muestra bastan dos mercados.Está la historia del céntrico y más que centenario Mercado Corona. Justo por las deficiencias crónicas en su mantenimiento, las viejas instalaciones eléctricas provocaron un incendió que lo consumió por cuarta vez en mayo del 2014. Para su reconstrucción se hizo una licitación para, en teoría, elegir el mejor proyecto. Se reinauguró en marzo del 2016 con pendientes que nunca se resolvieron, como las filtraciones de agua que anegan y nunca han permitido el uso del nivel menos cuatro del estacionamiento.Como el mercado se quemó y se reconstruyó en la administración del alcalde priista Ramiro Hernández que concluyó en septiembre de 2015, el entonces alcalde tapatío Enrique Alfaro, despotricó en su reapertura al señalar que ese proyecto había estado marcado por la opacidad, “la ineficiencia y la ineptitud”.Desafortunadamente esas marcas se mantuvieron en su trienio, en el que siguió de Ismael del Toro y en el que inició el ahora gobernador electo Pablo Lemus, porque a poco más de ocho años de reinaugurado, el Mercado Corona, que está a unos pasos de la Presidencia Municipal, opera en un estado deplorable.El emblemático Mercado Libertad, mejor conocido como el Mercado San Juan de Dios, además de ser el paraíso impune de la piratería, es también un claro ejemplo del pésimo mantenimiento a un edificio público. Aunque no se consumió como el Mercado Corona, sufrió un incendio importante en marzo de 2022 que consumió 271 locales y para su rehabilitación que concluyó en septiembre de ese mismo año se invirtieron más de 70 millones de pesos. Se anunció además una rehabilitación total del mercado que nunca llegó porque en mayo pasado se registró un nuevo corto circuito que por poco vuelve a incendiarlo. Esta semana, decenas de locatarios se revelaron por las deficiencias en el mercado y tapizaron de carteles con sus demandas y quejas la oficina del administrador, que al igual que el del Corona, nadie parece exigirles que hagan su trabajo. Pocas expectativas generan tantas promesas de campaña para el mejoramiento de los servicios públicos y la infraestructura urbana cuando nos topamos con estos botones de muestra de negligencia e incompetencia de nuestra clase gubernamental.Habrá que dar, sin embargo, un voto de confianza para las nuevas administraciones que inician, para ver si ahora sí cambian esta historia de ineficiencias en el manejo de nuestras ciudades.jbarrera4r@gmail.com