Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Paola

Por: Gabriela Aguilar

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Ahora somos una menos. Nos falta Paola Bañuelos. En los últimos días el reflector sobre la violencia que viven las mujeres se ha puesto sobre aquellas que salen de casa y aún confiando en regresar seguras en un servicio de movilidad de plataforma el desenlace es atroz. El pasado 7 de julio, Paola, una estudiante de 23 años, fue víctima de feminicidio en Mexicali, Baja California, y su caso indignó al país. Una víctima más.

La fórmula la conocemos: una joven sale a divertirse, decide regresar a casa sola, utiliza un servicio de transporte de plataforma, se pierde comunicación con amigos y familia y no llega a casa. Movilización, denuncias, manifestaciones y luego de unos días aparece. Lamentablemente sin vida.

Luego de la denuncia de los padres de Paola, apareció abandonado el vehículo en el que viajaba. El cuerpo de Paola fue encontrado cuatro días después. La Fiscalía de Mexicali confirmó que murió por asfixia; el último que la vio con vida fue el conductor del vehículo que la trasladaba. ¿Les suena?

Casos como el de Paola, lamentablemente, los vemos una y otra vez, todos los días es una desaparición o un hallazgo. Quizá el más recordado sea el de Debahni Escobar, la joven de Nuevo León que se convirtió en el símbolo del feminicidio en México hace dos años y cuya investigación abrió un sinnúmero de incógnitas; sin embargo, éstas no alcanzaron para encontrar al responsable. Otro feminicidio impune. 

En el caso de Paola hay un detenido hasta ahora, el conductor del vehículo de plataforma en el que viajó y quien se entregó voluntariamente -en Sonora- para evitar que la furia colectiva tomara represalias contra él o su familia en Baja California luego de las amenazas recibidas. Ahora que ya se encuentra en Mexicali, se podrán atar los cabos sueltos y colocar las piezas del rompecabezas para responder a todas las incógnitas.

En medio del dolor y la impotencia, las declaraciones de la Fiscal de Baja California, María Elena Andrade, recomendando que las mujeres no salgan solas, terminaron por revictimizar a Paola, a ella y a todas las mujeres que salen libremente día a día y que no tendrían por qué vivir con miedo ni por qué salir acompañadas para evitar ser víctimas de la violencia que azota a este país.

Colocar en la conversación la vulnerabilidad de las mujeres y recomendar a los padres de familia que las jóvenes salgan acompañadas es mirar hacia el lado equivocado; evidencia que se responsabiliza a la mujer y no se está asumiendo la responsabilidad como autoridad sobre el fenómeno creciente de la inseguridad que se vive en este país cuando es justamente el problema que se debe colocar sobre la mesa en Mexicali y en cada una de las entidades.

El año pasado cerca de tres mil 500 mujeres fueron asesinadas en México, sólo poco más de 800 casos fueron investigados bajo protocolo de feminicidio; aún así la sumatoria es indignante: en el sexenio actual se han registrado cinco mil feminicidios y la mayoría de los estados arroja un índice entre el 94 y el 99% de impunidad. 

Creo que el llamado de atención no es para los padres de familia ni para las mujeres, es para todos aquellos que agreden, abusan y matan mujeres cada día. La recomendación es para las autoridades que tienen una deuda pendiente con cada familia que ha reportado una desaparición y también con aquellas que han encontrado a una hija, una madre o una hermana sin vida.

Todas las mujeres son vulnerables, pero no son responsables de lo que les sucede por ejercer su derecho a salir, a vestir como quieren o a regresar a casa a la hora que les plazca. Hay que replantear la conversación y mirar hacia el lado correcto de la problemática.

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