Al cerrar este 2020, el tema más importante es la pandemia del coronavirus. Por eso la llegada, distribución y aplicación de las vacunas se ha convertido en una esperanza a la que nos aferramos, sin importar si son de una farmacéutica estadounidense, británica o rusa. El gobierno de la república ha mantenido negociaciones para estar entre los primeros países que las reciban y para ello, al menos de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, están en resguardo 100 mil millones de pesos.Las cifras revelan claramente en qué situación nos encontramos como país, ante la pandemia que marcará la primera parte del siglo XXI: mientras que cada año se aplican en promedio 61 millones de vacunas para toda la gama de padecimientos que se previenen, nuestro país debe atender la pandemia con 193 millones de dosis, dirigidas a 116 millones de mexicanos.Son cifras impresionantes. Pero no hay de otra si queremos detener el avance de un virus que oficialmente ya le costó la vida a más de 110 mil mexicanos hasta el corte presentado por la Secretaría de Salud hasta este 7 de diciembre.Dimensionar el tamaño del problema es importante porque hay una serie de riesgos que están cayendo encima del país como una cascada.El primero de todos es que con la noticia del acceso a las vacunas se relajaron las medidas de prevención.El retorno apresurado a una “vida normal” es evidente en las grandes urbes mexicanas: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Lo mismo ocurre en numerosas ciudades del país, donde las medidas de prevención (uso del cubrebocas, sana distancia, aseo constante y evitar salir de casa a menos que sea estrictamente necesario) están abandonándose.Eso resulta de la confusión de mensajes, naturalmente. Apenas la semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a justificar que no usa el cubrebocas, porque sus asesores en salud (¿será Hugo López-Gatell?) le dicen que es más efectivo mantener la sana distancia. Con el ejemplo y el mensaje presidencial se desmoronan las recomendaciones que han machacado autoridades locales y mundiales.Después de casi nueve meses de incertidumbre, esperas y medidas extraordinarias, junto con la crisis económica y las dificultades, para millones de mexicanos ya no hay otra opción: salir y hacer vida. Pero el riesgo es enorme y el costo puede ser mucho peor de lo que se corrobora todos los días.¿Cuántas decenas de miles de contagios, cuántas miles de muertes contabilizaremos en eneroAunque se haga caso omiso del mensaje del titular de la Organización Mundial de la Salud, es verdad que en México no hemos tomado en serio la pandemia.Frente a las medidas extraordinarias que han aplicado gobernantes como Claudia Sheinbaum, en Ciudad de México, y Enrique Alfaro, en Jalisco, entre otros mandatarios, aparentemente ya no hay mayores controles. Se están traspasando los límites.Las vacunas serán, en el mediano plazo, una solución. Pero no pronto.Puede transcurrir todo el año 2021 mientras llegan y se aplican.Será año electoral. Aunque desgraciadamente se trata de algo deleznable, es muy probable que la distribución y aplicación de la vacuna se convierta en una controversia político electoral.Pobre de México, tan cerca de EE.UU. y tan lejos de la razón, porque hasta la Basílica de Guadalupe estará cerrada.jonasn80@gmail.com / @jonasJAL