Por fortuna, entre tantos calificativos vacuos y hasta soeces que se le endilgan al señor Presidente López Obrador y a sus más cercanos colaboradores, no faltan, aunque sí escasean, señalamientos agudos y bien sustentados, como algunos que han sido promovidos por una organización que responde al nombre de “Por México”, no por conducente poco original.Seguramente con la mejor de las intenciones han convocado personajes de gran relieve público para que difundan su perspectiva de la situación mexicana. Varios de ellos han ofrecido un conjunto de ideas y postulados analíticos de indiscutible valor y sentido social.Sin embargo, hay otros que sorprenden con lo que dicen por su descaro y cinismo, después de haber alcanzado posiciones de alto nivel y gran influencia, a la vera, por ejemplo, de un personaje tan desastroso como Felipe Calderón, felizmente calificado por el común de la población como FECAL.El ciudadano común pensaría que, por pudor, el entorno de este personaje debería de quedarse callado y, de ser posible hasta en lugares recónditos, para abrir la opción de que el olvido nacional les favorezca. Pero no es así. Con la mayor cara dura opinan y culpan al actual Gobierno de problemas que surgieron precisamente en ese nefasto sexenio, conocido generalmente como el segundo de la “docena trágica”.Simplemente basta recordar que la “delincuencia organizada” que se desató entonces con la complicidad presidencial, le ha costado a este mismo México, que ahora preocupa a un esforzado grupo de ciudadanos, muchas más vidas útiles que la propia pandemia. O también que el amiguete preferido del entonces presidente, medró a más no poder embarrando a Pemex en negocios ruinosos en su Galicia de origen.Es evidente que la ciudadanía tiene todo el derecho a oír a tiros y troyanos, aunque tal vez sería prudente y sensato escuchar también alguna voz calificada de la Cuarta Transformación, en especial si se toma en cuenta que Morena ganó con un porcentaje de votos nunca visto y, según dicen algunas encuestas de relativo prestigio, éste no ha mermado gran cosa y, peor aún, hay quien asegura que incluso ha crecido recientemente…“Haiga sido como haiga sido” comparado con el miserable medio punto del que se valió la derecha mexicana para convertir en ganador a Calderón, en 2006, “il hi ha une petite différence”.Lo que sí permite mal pensar de la campaña “Por México” es que tal inquietud no se haya manifestado en lo más mínimo, mientras empresas locales y especialmente foráneas, se avorazaban sobre la electricidad, el agua y los energéticos y medraban a la buena y a la mala con ellos y a costillas de la mayoría nacional, que también forma parte de México. Bien claro han salido a la luz, y parece que seguirá creciendo el enorme mugrero de la famosa “docena” y del putrefacto sexenio de Peña Nieto.Con todo derecho, el común de los jaliscienses podemos preguntarnos: ¿“On t’aban” entonces y qué hacían?jm@pgc-sa.com
