Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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Nuevo modelo migratorio

Por: Laura Castro Golarte

Nuevo modelo migratorio

Nuevo modelo migratorio

Es uno de los fenómenos más complejos y recurrentes en el planeta. Por guerras, pero también por crisis económicas, niveles de desarrollo y violencia, oleadas de seres humanos se trasladan de un país a otro en busca de paz y de oportunidades de vida. Es un proceso milenario que implica conceptos e ideas -por las realidades diversas de su entorno- de abandono, origen, nostalgia, pérdida, dolor, muerte, separación, abusos, desarraigo, identidad, resentimientos, crimen, desigualdad, descomposición social…

México es un país emblemático en este ámbito: lo mismo es captador de migrantes que expulsor o país de tránsito. Y lo es también porque somos vecinos de Estados Unidos, la nación más atractiva para quienes desean mejorar sus condiciones de vida, a pesar del rechazo y la discriminación generalizados.

La historia de la migración México-Estados Unidos es larga y ha pasado por diferentes etapas; ha cambiado también con base en las ideas personales de los gobernantes en ambas naciones a lo largo del tiempo. Recuerdo, particularmente, cómo George W. Bush pospuso por tiempo indefinido la reforma migratoria por la que empujó Vicente Fox sin éxito alguno y menos con los sucesos de 9/11 en 2001.

Es un pendiente que al parecer seguirá así con obstáculos añadidos por la política migratoria de Donald Trump que todos conocemos. Esto ha quedado en evidencia de manera inhumana y dolorosa con la caravana migrante integrada sobre todo por hondureños. En estos días murió un niño guatemalteco (es el segundo) de los que están en custodia en la frontera entre México y Estados Unidos; y no se olvidan las imágenes, de hace varios meses (entre abril y junio de 2018), de cuando padres e hijos de migrantes centroamericanos fueron separados una vez que llegaron a la Unión Americana.

Reitero, el fenómeno es complejo y debería conducir a revisar las políticas sociales y económicas de los países expulsores en América (me refiero a todo el continente) y, en gran medida, esa es la propuesta del Gobierno de México, en una de las primeras acciones a partir del 1 de diciembre pasado.

Decía en el comentario anterior que era demasiada información la que se estaba difundiendo y lo sigo creyendo. Asuntos trascendentes como este se van quedando rezagados y resulta que México está proponiendo un nuevo modelo migratorio en el que ya manifestó interés la Unión Europea, es decir, no es poca cosa y podría contribuir a resolver parte de la problemática, por lo menos atenuar la cantidad y la intensidad en diferentes puntos del mundo.

¿En qué consiste? De entrada, el primer acuerdo que firmó como Presidente Andrés Manuel López Obrador fue justo el migratorio con El Salvador, Guatemala y Honduras enfocado en atacar las causas estructurales y, con base en ello, propiciar que la migración sea segura, ordenada y regular desde “una perspectiva regional integral”.

En los últimos días se han dado a conocer detalles del modelo y si bien, como en todo, hay escepticismo, se trata de una propuesta novedosa, hasta innovadora podría decir, que ya es observada por otros países de diferentes regiones del mundo: pensando en los países de origen (en este caso, los centroamericanos), México iniciará con un paquete de obras públicas en la frontera Sur en los estados de Yucatán, Chiapas y Oaxaca, con la idea de generar empleo. Para esta iniciativa se destinarán alrededor de 25 mil millones de dólares con la participación de la iniciativa privada. Otra medida es, para los migrantes en tránsito, una de las circunstancias más dolorosas y peligrosas que viven los migrantes, el abandono de las políticas de criminalización de los migrantes así como la proclividad a encarcelarlos. De manera por demás importante, se incluye en estas acciones una reforma integral del Instituto Nacional de Migración que se había convertido en una de las instituciones más odiadas y temidas por los migrantes, por la corrupción y los abusos; se preparará, además, una legalización masiva “sin papeles”, los centros, antes de detención, se convertirán en espacios para descanso y apoyo a migrantes y en ciertos casos se agilizarán los permisos de residencia. Ahora sí que los ojos del mundo están puestos en México y si este nuevo modelo funciona, será ejemplar.

Por lo pronto, a pesar de los nubarrones en el horizonte, deseo que pasen una muy feliz Noche Vieja y que 2019 sea un gran año para todos: sabiduría, salud, amor, abundancia, calma, unión y fortaleza.

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