La supremacía masculina legislativa será parte del pasado en Jalisco. Este lunes se aprobó la distribución de la representación popular en el Congreso del Estado, lo que significa que, de las 38 diputaciones, tanto de mayoría relativa como de representación proporcional, 24 serán para mujeres y 14 para hombres, una composición inédita en la historia de la política en la entidad y del poder legislativo.Esa tradicional hegemonía es uno de los muchos ejemplos de cómo permea en distintos ámbitos públicos el temor a reconocer los derechos políticos de las mujeres. A los partidos políticos de México se les tuvo que obligar a aceptar la participación de las mujeres y, aunque las resistencias continúan, los resultados y la nueva normalidad política están aquí.Las recientes elecciones intermedias demostraron, entre otras cosas, que a la mayoría de las dirigencias partidistas les incomodó registrar perfiles que se apegaran a las reglas de paridad; “tuvimos que”, dijeron algunos líderes que, aprovechándose de vacíos legales, le dieron la vuelta a escenarios que les permitieran cumplir sin alejarse de sus intereses. Es el caso de las candidatas a presidentas municipales del Área Metropolitana de Guadalajara, que fueron “palomeadas” en municipios donde una derrota no fuera tan dolorosa. Hicieron sus ajustes pensando en las demarcaciones que ya veían perdidas y donde calcularon un menor impacto negativo, sin embargo, se toparon con sorpresas como la de San Pedro Tlaquepaque. Ahí, por ejemplo, ni interés mostró el partido Movimiento Ciudadano (MC) en realizar encuestas de salida durante la jornada del 6 de junio. ¿Y quién lo diría?, su abanderada Citlalli Amaya continuará la tradición de las alcaldesas al frente de ese municipio.El escritor Robert Greene me dijo en una entrevista que “hacen falta fuertes acciones para señalar a las autoridades que hay límites”, y creo que eso aplica a la perfección en el caso de la conformación de la próxima legislatura, en la que la mayoría de las y los diputados serán de MC. Debido a que ganaron por mayoría relativa, para evitar la sobrerrepresentación, no tienen derecho a colocar legisladores plurinominales.Para algunas personas la nueva normalidad es un término gramaticalmente incorrecto, aunque es aceptado por la Real Academia de la Lengua, pues alude a aquello que será la normalidad, no a una situación extraordinaria, es decir, “que no coincide con el concepto de normalidad que se ha tenido hasta entonces”. Lo mismo ocurre en la política de Jalisco, acostumbrémonos a la presencia de más mujeres representándonos, pero también vigilemos que no desaprovechen la oportunidad y coloquen la agenda feminista al centro, que atiendan las demandas ciudadanas y no a sus jefes del partido; que asuman la responsabilidad de dignificar la labor legislativa, que hasta hoy ha sido vergonzosa, y finalmente, que se atrevan a formar una bancada de mujeres que deshaga de una vez por todas la disciplina partidista.puntociego@mail.com