Maimónides, el gran sabio judío de la Córdoba medieval, escribió la “Guía de perplejos”, o “Guía de descarriados”, como también se le conoce, para ayudar a los fieles seguidores de la religión judaica a interpretar correctamente las metáforas de los profetas y no tomar de manera literal lo que se escribió muchos años antes. Centurias después, en pleno siglo XX, José Fuentes Mares escribió la “Nueva guía de descarriados”, una guía gastronómica para salvar las almas. “Si usted es de los que piensan que la gastronomía nada tiene que ver con la salvación de las almas, ahora mismo le sugiero ahorrarse la lectura de las páginas que siguen”, escribió en el prólogo el escritor y glotón chihuahuense. Todo esto no es sino para explicar de dónde me robo el título de esto que no pretende ser sino una reflexión sobre cómo votar en libertad, sin dejarnos intimidar por las furiosas radicalidades hoy tan de moda.Uno. El pánico moral. Las campañas de todos los partidos basan su argumento en el miedo, en el pánico moral. Si no votas de tal o cual manera nos vamos directo a Venezuela o vas a perder tus programas sociales; sobre tus hombros descansa el futuro de este país y de tus hijos; no permitas que ya sabes quién destruya al país o que ya sabes quiénes regresen a robarse todo otra vez.Dos. No hay inútil, o lo que es lo mismo, el voto útil es una de las consecuencias del discurso del pánico moral; si no votas de cual o tal manera serás responsable de X o Y consecuencia. Yo me precio de jamás haber votado por un solo candidato que haya ganado la presidencia de la República y no por ello mi voto ha sido inútil, todo lo contrario. La suma de cada uno de los votos construye un nuevo equilibrio político que en sí mismo define el derrotero del país. Cuando dicen que en tal distrito o municipio el voto útil es este o aquel partido, lo que significa es simplemente que se acabaron los argumentos para el voto inteligente.Tres. Todo voto cuenta y cuenta igual. Si alguna magia le queda a la democracia electoral, tan vapuleada en los últimos tiempos, es que es el único lugar en el que todos somos iguales: frente a la urna valemos y pesamos lo mismo. En nuestro sistema electoral, que está lleno de virtudes que la pasión de los extremos impide reconocer, el voto para diputados federales, congresistas locales y munícipes es al mismo tiempo por el candidato y el partido, lo cual significa que, aun cuando el candidato por el que votamos no gane la elección directa, nuestro voto estará representado en la cámara a través de los plurinominales o en el municipio con regidores de oposición.El voto es la expresión máxima de la voluntad colectiva y el resultado, nos guste o no, es lo que pensamos y lo que deseamos como sociedad. Que nuestro futuro lo defina la libertad y no el miedo o la perplejidad.