Martes, 26 de Noviembre 2024

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“Noticias tranquilizantes para el alma”

Por: Carlos Enrigue

“Noticias tranquilizantes para el alma”

“Noticias tranquilizantes para el alma”

Debo reconocer que esta semana la lectura de El Informador me produjo una gran tranquilidad, porque algún sabio entrevistado declaró que la gordura tenía como causa generadora la pandemia que tuvo lugar en este planeta hace dos o tres años, lo que me generó gran felicidad, pues, equivocadamente, yo pensaba que era gordo de nacimiento y no, según lo dijo ese sabio, era por la pandemia, si bien yo me adelanté un poco, digamos unos setenta y dos años, pero ya tengo a quién echarle la culpa.

Hasta la saciedad he descrito que las dietas son un invento de tortura, ideadas por los sucesores de Asclepio y dígame si no: si usted llega a la consulta de emergencia con un brazo desprendido del cuerpo, aún sangrante, quién sabe si intenten pegárselo, pero lo que es indudable es que le van a prohibir fumar y lo van a poner a dieta; usted puede estar seguro de que eso sucederá, eso no falla.

Hace tiempo un facultativo insistió en que su servidor hiciera una prueba de esfuerzo para ver si lograba los 100 metros en quince, sólo que él se refería a segundos y yo lo hice en minutos, y después quería cobrarme porque el aparato para el ejercicio se rompió. Cierto que no lo pagué, pues era evidente que se rompería: ¿acaso no vio la “figurita” antes de hacer la prueba? Pero con el precio de la consulta me emparejé y qué vengada se dio con las medicinas.

Ahora que cualquier flaco que se respete te hablará de dietas fáciles, para ellos digo yo y así hay dietas de bajas calorías, lo que lleva a una ingesta demencial de vegetales; dietas de bajos carbohidratos con grasas; dietas de alto ejercicio, en las que si nadas seis horas continuas puedes consumir un postre, pero lo que nadie me ha explicado es cómo comer en cantidad suficiente unos sopes fritos de chorizo con crema, ah y la tripa del postre es aparte, pero en fin, todo eso no engorda, lo que engorda es la pandemia.

Mientras escribía sobre esto empecé a salivar como el perro de Pávlov y mi archivo cerebral comenzó a recordar que en el mercado Alcalde venden unos tamales de elote -no dulces sino salados-, que son una gloria, de los que me alejé por culpa de la pandemia, que ciertamente nos inmovilizó en muchos aspectos, porque cuando menos para su servidor los tamales tienen una ruta anual y después de éstos están los magníficos de acelgas en Tapalpa y despuesito, cuando las milpas comienzan a espigar, los maravillosos tamales de ceniza de Sayula. Lo anterior me hizo considerar que el cristianismo es bastante alimenticio, cuando se rezaba: “Que nació Jesús: buñuelos; que murió: las empanadas; que subió glorioso al cielo: suculentas tamaladas”. Laus Deo.

@enrigue_zuloaga

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