Entre las especulaciones sobre el incendio en el Mercado San Juan de Dios, el morbo de la gente por ver el área afectada, y sin duda, las pérdidas que tuvieron las y los comerciantes de 426 comercios, poco se ha hablado de la unión de los afectados por el incendio ocurrido en el mercado techado más grande de América Latina la madrugada del jueves.La sensación de tristeza y zozobra no podía dejarse de lado al poner un pie en San Juan de Dios, el olor a quemado permanecía aún cinco días después del siniestro, pero si algo reconfortaba, era la unión de las y los locatarios que sin duda no puede dejarse de lado.El ayuntamiento de Guadalajara destinó 25 mil pesos para que cada afectado pudiera adquirir capital nuevamente, en realidad muchos de ellos tenían muchísimo más dinero ahí invertido, pero será un apoyo ante haberlo perdido todo. Lo más valioso fue el demostrar que en San Juan de Dios son uno solo.Entre todas y todos se dieron la mano desde el inicio, se ayudaron para trasladar su mercancía, para limpiar el hollín, barrer, trapear, aun cuando no eran sus espacios. Se pusieron a cortar, a llevar, a traer. Se alimentaron, llevaban vasos de agua de sabor, botellas de agua natural hasta el lugar donde trabajaban para retirar lo más rápido posible los escombros y el material perdido, a la par del apoyo recibido por los bomberos, policías becarios, personal de Aseo Público, todo, para salir más rápido y reabrir a la brevedad.“Nos unimos a ellos porque somos una gran familia, y nos vamos a levantar juntos", dijo Laura, una de las mujeres que ayudaba a Esther a repartir tacos a las y los comerciantes (aunque no faltaron los funcionarios del ayuntamiento de Guadalajara que sin ensuciarse los zapatos se aprovecharon de la alimentada como si les faltara el recurso).También estuvo el apoyo que aficionados del Atlas y ciudadanos en general ofrecieron a Don Chava, quien ofreció tortas gratis tras el triunfo del equipo en diciembre de 2021 y cuyo local se consumió en el incendio, o el ofrecido al local de comida Japonesa Jun ichi, quienes podrán operar en un lugar prestado en Providencia mientras se reparan los daños del mercado.Al preguntar por las afectaciones a los comerciantes que pudieron reabrir sus negocios, la constante de sus respuestas era el agradecer que se encontraran bien. No importaba el haber perdido miles de pesos, la bendición para ellos era haber conservado sus espacios y mercancía."Nosotros estamos en la gloria, nuestros compañeros son los que lo perdieron todo, pero aquí vamos a estar para echarnos la mano", dijo por ejemplo uno de los vendedores de huarache de cuero. “Para nosotros que el mercado permanezca de pie, aun con esto encima y con una pandemia de la magnitud que se nos vino, créanme que es lo mejor. Eso no tiene precio”, dijo por su parte la señora Blanca.Una vez más queda demostrado que ante las adversidades, la empatía, la unión y las redes de apoyo son la motivación para levantarse, tal como se vivió en el temblor de 2017 en la Ciudad de México, o en las inundaciones de la Colonia Miramar y sus alrededores en julio del año pasado, y es justo ese apoyo lo que al día de hoy ha mantenido a los comerciantes de pie, y lo que muy seguramente los hará resurgir de las cenizas; por supuesto, sin dejar de lado la obligación de las autoridades de restaurar lo que por omisiones tenía su destino anunciado, sin quitar el ojo del seguimiento que habrán de tener.Pero no esperemos a que este tipo de situaciones ocurran para mostrar empatía, ¿qué tanto podría cambiar el entorno en el que nos desarrollamos si comenzamos a ser más amables con el otro, si nos ponemos en sus zapatos, si le tendemos la mano? El apoyo no deberían venir de la desgracia, está en nosotros comenzar a generar el cambio desde las pequeñas acciones que día con día podemos emprender. Porque juntos podemos hacer más, como lo han demostrado hoy en San Juan de Dios.