Martes, 25 de Marzo 2025

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Nos reímos de Milei, pero…

Por: Jonathan Lomelí

Nos reímos de Milei, pero…

Nos reímos de Milei, pero…

El viernes ocurrieron dos hechos distintos sólo en apariencia.

Javier Milei incitó en su cuenta de X a invertir en $Libra, una criptomoneda, lo que resultó en un fraude. Para el momento en que borró su post, miles habían perdido su dinero.

El presidente argentino fue un “tonto útil” y facilitó una estafa masiva con pérdidas estimadas en 100 millones de dólares.

El mismo viernes, en México circuló una noticia en portales y en redes sociales sobre las nuevas comisiones bancarias de BBVA México. Entre ellas, el cobro de cinco pesos por transferencia y la restricción a sólo cuatro disposiciones gratis en cajeros.

La desinformación siempre ha existido. La diferencia es que ahora las redes masifican el daño en minutos.

Como “soldado de la información” en la línea de combate, veo dos signos preocupantes de la pérdida de esta batalla.

¿Qué ocurre cuando la máxima autoridad de un país difunde un bulo de ese tamaño? ¿Basta disculparse y borrar el post? ¿Y las víctimas?

Trump aseguró hace días que su gobierno había frenado el gasto de 50 millones de dólares en condones para la franja de Gaza, preservativos que Hamás usaba para fabricar bombas. Este disparate lo reafirmaron voceros del gobierno, pero era falso.

La desinformación y mentiras provienen ahora directamente de presidentes de países democráticos. Sin consecuencias, sin que nadie se escandalice.

En el otro ejemplo, BBVA México desmintió en redes las nuevas comisiones, y compartió su tarifario.

Para mi asombro, muchos portales mantenían la nota todavía el domingo. En redes sociales seguía circulando.

Eso no es lo peor. Las versiones aclaratorias… ¡seguían desinformando! Una señalaba que el banco no cobra comisiones, pero sí cobra comisiones (!). Tras leer la nota, sólo quedaba oscuridad y duda.

La potencia de la desinformación para diseminarse ha aumentado proporcionalmente a nuestra incapacidad para combatirla.

Al mismo tiempo, la preocupación de los medios por el rigor y la rectificación se ha ido perdiendo con la falta de profesionalización.

Una consecuencia: la erosión de la credibilidad en las instituciones y en los medios de comunicación. Sin estas figuras claves para una democracia, ¿en quién confiamos?

La desinformación, al igual que otros problemas globales como el terrorismo y la inmigración masiva, amenaza la estabilidad de las naciones. Las mentiras corren a gran velocidad a nivel global e hiperlocal.

Nos reímos de Milei, pero…

jonathan.lomeli@informador.com.mx

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