El 99.9%, más menos, de los principales columnistas de todo México y de los más destacados periódicos y medios masivos del mundo opinan y concluyen en sus entregas de los días 18, 19, 20, 21 -y seguramente los subsiguientes-, que la decisión tomada en el “caso Ovidio” confirma la debilidad del Estado mexicano. Hábil como lo es Andrés Manuel López Obrador, “aprovechó para adelantarnos” el viernes 18 en su “mañanera”, que los puntos de vista de los columnistas conservadores no serían favorables a su firme decisión de “Gobierno”.Ante lo cual, resulta claro que no están en la misma sintonía que el señor Presidente, por lo que también habríamos de entender que los asuntos del país tampoco se pueden tomar tan en serio, porque de lo contrario nos puede alterar la presión sanguínea. No obstante, resulta difícil entender cómo es posible que a un Presidente al que se le ha dado prácticamente todo… más de 30 millones de votos que lo legitiman en el poder; un Congreso con mayoría en ambas cámaras, que ha reformado la Constitución de acuerdo a su visión personal -que no capricho-; presupuesto con “caja chica” a su disposición y mando; libre elección de sus colaboradores -con la capacidad que él defina-; un pueblo bueno y sabio, y hasta aplausos ante los dichos populares que utiliza para evadir respuestas… y con todo y ello, puede tener a un país “al filo de la navaja”.Muchas preguntas simples quedan en el tintero. Por ejemplo: si los miembros que encabezan el Consejo de Seguridad Nacional, o como le quieran llamar a los desmañanados que a diario se reúnen para consolidar las estadísticas oficiales en la materia y coordinar las acciones entre todas las autoridades, fueron notificados a las 15:45 horas de lo que estaba sucediendo en Culiacán, Sinaloa, ¿cómo fue posible que a las 17:00 horas ya estuvieran en el lugar del conflicto? ¿En qué línea aérea se fueron? ¿Qué número de vuelo? ¿Cómo consiguieron espacio para todos ellos, con sus respectivos asistentes?Digo, por que no creo que el Presidente López Obrador siga en campaña o quiera entretenernos y menos engañarnos con aquello de que para ahorrar, él y todos los funcionarios públicos se desplazarían en vuelos comerciales (una secretaria de Estado hasta tuvo que renunciar a su importante cargo luego de la prepotencia de solicitar que un vuelo comercial la esperara para poder regresarse a su dulce hogar tras una gira de trabajo), mientras tanto, las aeronaves del Estado se han puesto a la venta y pagan renta en hangares nacionales y del extranjero mientras aguardan clientes…total, ya no sabe uno, ni qué creer.Por lo pronto, en nombre de la República libre y soberana… usted perdone joven don Ovidio y familia… “me canso ganso” que no volverá a suceder.