No vale nunca igual el esfuerzo que la entrega. Oigo desde niña que el esforzarse por algo con toda nuestra “voluntad” es lo que nos hace tocar el éxito y sin embargo este concepto me causa -porque así lo vivo- cierto sufrimiento. Cuando uno se esfuerza pareciera en cierto sentido como si nos sometiéramos a algo en contra de quererlo de esa manera esperando un resultado positivo; en otras palabras es como si para llegar a la orilla después de una revolcada buscáramos salir a respirar nadando a toda velocidad y contra toda corriente buscando controlar la marea o nuestra salida o vaya usted a saber qué, y no, cuando estamos en medio de una revolcada lo qué sirve es tomar aire, soltarse -o entregarse- para poder salir a flote. El esfuerzo agota mientras que la entrega libera abriendo camino desde lo más profundo de cada uno hacia algo mucho más puro. Entregarse al arte siendo esta una causa por entero, traerá la consecuencia de enaltecer el espíritu, esforzarse por ser un gran artista nos llevará a ser exitosos, poderosos, seremos una influencia “segura” para los demás. No quiero decir que con la entrega no se inspire, pero esta es un camino silencioso, casi siempre solitario y muy poco condecorado.En los últimos tiempos encuentro que en concursos, festivales, bienales -y en la vida misma- lo que se califica es la fuerza con la que se involucra uno, nada más enloquecedor y desgastante. Fulano metió varios proyectos (hay muchísimo esfuerzo ahí), la niña tal ensayó 6 meses la misma variación (otra vez muchísimo esfuerzo), el prodigio aquel no vio la luz del día por no sé cuánto tiempo y sacó el concierto perfecto, ese trabajador estrella pasó toda la semana siendo el último en salir, cuánto esfuerzo y qué comprometido está con la empresa.Parecería como si el esfuerzo en todos los casos obstaculizara el verdadero ideal que es el sueño convertido en la vida de verdad, en la vida que sucede y que transforma. Mientras que la fuerza carga un torrente de pasión, la entrega se hace de a poco pero ese poco está lleno de valor. La vida es más lenta, más saboreable, está más puesta ahí para verla y vivirla que para ganarle a ella el premio de “ser” más. Ojalá se enseñara más de esto que de ganar. Es cuanto.argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina