Lo primero que habrá que decir es que un cese fulminante como el que sufrió Santiago Nieto luego de su boda en Antigua, Guatemala, con la consejera del Instituto Nacional Electoral, Carla Humphrey, ya lo había experimentado en octubre de 2017 cuando como Fiscal de Delitos Electorales le empezó a seguir los pasos al ex director de Pemex, Emilio Lozoya, por los mismos delitos por los que hoy está detenido luego de una muy cómoda y prolongada temporada como testigo protegido.Aquella expulsión del gobierno priista de Enrique Peña Nieto se entendió claramente como una medida de control de daños y represión por su trabajo de fiscalización en contra de un funcionario clave en episodios de corrupción que podía delatar a aquel primer círculo de poder, como lo buscó nuevamente Nieto ya como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera en el gobierno de la autollamada cuarta transformación.Ese caso lo hizo chocar con el controvertido Fiscal Alejandro Gertz Manero, de cuyas oficinas muchos sospechan que pudo haber salido la filtración del decomiso de 35 mil dólares en el aeropuerto de Guatemala que portaba en un avión privado el dueño del periódico El Universal, quien llevaba entre sus invitados a la secretaria de turismo de la CDMX, Paola Félix, quien también fue cesada de su cargo por asistir a la boda, incidente que detonó el escándalo, por el que tuvo que renunciar Nieto, ya que según el Presidente, entendió “que perjudicaba la imagen del Gobierno y de la transformación del país”.AMLO dejó claro también ayer que comentó que no descartaba darle una Embajada, que el pecado de Nieto fue haber organizado una boda elegante, a lo que todo mundo tiene derecho si es con dinero bien habido, por atentar contra la bandera política de la austeridad que siempre ha presumido."Santiago Nieto es un abogado profesional, recto, le tenemos mucho respeto pero no podemos tolerar ningún acto de extravagancias que vaya en contra de la austeridad republicana", insistió ayer López Obrador. Con la salida de Nieto, el Presidente Andrés Manuel López Obrador releva a sus dos funcionarios a los que confió de inicio la realización de su principal apuesta política que fue el combate a la corrupción, primero salió Eréndira Sandoval de la Secretaría de la Función Pública, y ahora al titular de la UIF de la Secretaría de Hacienda, sin que nada les haya pasado cuando por ejemplo fueron más que laxos al investigar el emporio inmobiliario de Manuel Bartlett, el director de la Comisión Federal de Electricidad. Muchos otros actos de corrupción de allegados y de funcionarios de la 4T han quedado impunes y ninguno ha sido expulsado como le pasó primero a César Yáñez, también por una boda opulenta, y ahora a Nieto, por exhibirse como extravagante y faltar al deber ser que dicta sermón y la religión amlista.jbarrera4r@gmail.com