¿Qué pueden hacer mil 200 soldados para detener a un homicida? Vamos a un caso práctico. Primer domingo de febrero en Tlaquepaque. Ese día, en San Pedrito, bomberos sofocaron el incendio en una casa: adentro había tres cadáveres con impactos de bala. Dos horas después encontraron otros tres cuerpos maniatados -dos mujeres- en Vistas del Cuatro. Un día después, el lunes, la Sedena informó que había desplegado 400 soldados “para reforzar la seguridad en los municipios del Área Metropolitana de Guadalajara” debido a los hechos del domingo. Los asesinatos continuaron. El jueves 8 de febrero, la Sedena informó que ahora iba a desplegar 800 efectivos como parte de la política Cero Impunidad para, en coordinación con el Estado y municipios, “disminuir los índices delictivos y homicidios vinculados al crimen organizado”. ¿Y los asesinatos? Continuaron.El domingo 19 de febrero, en la Colonia Francisco I. Madero de Tlaquepaque, masacraron a un grupo de adolescentes. Siete murieron. El multihomicidio cimbró a la opinión pública nacional. ¿Qué más se podía hacer? Si ya había, según Sedena, mil 200 soldados en la metrópoli. Esta última semana de febrero, una amiga me contó que instalaron retenes militares en toda la zona del Cerro del Cuatro, en Tlaquepaque. Los soldados detienen autos, motocicletas, inspeccionan a cada uno. Reporteros policíacos me lo confirmaron. Llevan toda la semana. ¿Y los asesinatos? Consigno un último hecho y una conclusión. El lunes pasado mataron a dos mujeres con seis horas de diferencia en la Colonia Francisco I. Madero y en Lomas del Cuatro, ambos hechos a un kilómetro de distancia en línea recta. A una la balearon y a otra la abandonaron en un baldío. En los accesos y alrededores a esa zona había retenes militares. En las calles de Tlaquepaque abundan las tanquetas, las patrullas y la presencia de las fuerzas castrenses. Soldados no faltan. Los asesinatos, sí, continúan. La violencia homicida es un problema que no se resuelve con más soldados y policías en las calles. Y esa es la respuesta de AMLO ante cada masacre. La misma que usaron Calderón y Peña. Los homicidas saben que si disparan y huyen, hay una oportunidad superior al 95 por ciento de que jamás los atrapen y castiguen. Es un volado casi seguro a su favor. Incluso con un convoy militar a unas cuadras. Ni mil 200 soldados detienen a un homicida. Un ministerio público, un juez y una sentencia en un tribunal sí podrían. jonathan.lomeli@informador.com.mx