Los actos propagandísticos de los capos del narcotráfico, que por donde se le vea, siempre serán también desafíos de esos grupos delincuenciales al Estado mexicano y sus fuerzas armadas y policiales federales, estatales y municipales; las revelaciones de la infiltración del narco a las más altas esferas del poder en este País; y hasta las subastas de sus grandes mansiones que son la mejor prueba de las inmensas fortunas que amasan por la política prohibicionista vigente en México, ocurridas en los últimos días a nivel local y nacional, con repercusión internacional, nos dejan claro que la otra epidemia, la de las mafias, que crece como nunca desde hace al menos una década, para nada ha acatado la cuarentena por la pandemia del coronavirus y sigue llenando los vacíos que por incapacidad, miedo o complicidad les dejan las autoridades, tornándolos en espacios de inseguridad, violencia y muerte.En el área metropolitana de Guadalajara, en específico en la colonia Constitución de Zapopan, y en al menos dos municipios de Jalisco como Tecalitlán y Tuxpan, las huestes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) salieron a repartir despensas en medio de la emergencia sanitaria junto con sus equipos de comunicación que se encargaron de grabar imágenes de video, con drones y toda la cosa, donde hacen alarde de su capacidad logística y de su penetración social, al grabar los agradecimientos de los beneficiados al “Señor Mencho”, mientras como música de fondo se escuchaba el corrido titulado “No soy tan malo”.Para evitar que esas burlas a los gobiernos vuelvan a ocurrir, se deberá hacer mucho más que simplemente salir a decir que se trata de puestas en escena para generar zozobra entre la ciudadanía, por las acciones en su contra que han desplegado autoridades de los tres niveles de gobierno, como aseguró la Coordinación de Seguridad del gobierno de Jalisco; o salir a repartir más despensas al día siguiente como lo hizo el gobierno municipal de Zapopan.De la infiltración del narco en comunidades y cuerpos policiales, que revelan estos actos, pero también de las que se da en los altos niveles de gobierno, se nos recordó también ayer con la reaparición en escena del caso de Genaro García Luna, secretario de Seguridad en el gobierno de Felipe Calderón, quien está detenido en Estados Unidos acusado de ser cómplice del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, luego de una supuesta afirmación de la ex embajadora de EE.UU. en México, Roberta Jacobson, de que el gobierno de Calderón tenía en su poder información de los nexos de su colaborador con el narco, que ayer mismo desmintió. Como colofón de estas historias del narcotráfico en plena pandemia, quedó el anuncio del gobierno federal de que el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep) subastó en casi 50 millones de pesos la residencia de Amado Carrillo Fuentes, capo conocido como “El Señor de los Cielos”, por ser el primero en emplear flotas aéreas para traficar droga.Son los asomos del narco que nos deben recordar que ni el reto inmediato que significa la pandemia del coronavirus, nos debe distraer de exigir a los gobiernos acciones concretas para atender la crisis de seguridad y la escalada de violencia que ya padecíamos, por el cada vez mayor poder corruptor y de fuego de los grupos delincuenciales.jbarrera4r@gmail.com