En el libro Hechos de los Apóstoles del Nuevo Testamento, el apóstol Pablo se topa con una joven esclava poseída por un espíritu adivino. Tras liberarla de ese mal en nombre de Jesús, sus amos encolerizados porque hacían negocio con sus artes adivinatorias, acusan a Pablo de alborotador, lo apalean y luego lo echan al calabozo. Esta es una estampa emblemática de la vida del apóstol Pablo, personaje bíblico con quien la Iglesia de la Luz del Mundo comparó ayer a su líder Naasón Joaquín, condenado a 16 años y 8 meses de prisión en Estados Unidos por el abuso sexual de tres menores. El símil ayuda a comprender el fervor y la creencia de los fieles de la Luz del Mundo en torno a su líder encarcelado. Pablo, recordemos, no formó parte de los 12 apóstoles e hizo doctrina a través de sus cartas. Por predicar el evangelio sufrió cárcel, persecuciones, naufragios, hambre y azotes. Los apóstoles desconfiaban de él, pues no conoció a Jesús sino por revelación. La Luz del Mundo defiende la inocencia de Naasón Joaquín pese a declararse culpable. En su lectura, «no hubo más remedio» ante un juicio injusto y «sin derecho a evidencias». Este «sacrificio», dicen, lo hace el llamado apóstol de Jesucristo para minimizar su sentencia, proteger a la Iglesia y a su familia, y evitar una dolorosa exposición pública en las audiencias. La salida política de los líderes de la Iglesia no está libre de contradicciones. En el seno de la Luz del Mundo, más de uno se plantea esta paradoja: Naasón Joaquín mintió en cualquier caso. Si es inocente, mintió al declararse culpable, pero si es culpable, mintió al declararse primero inocente. Jurídicamente Naasón Joaquín es culpable y debe pagar por el abuso sexual de tres menores. Pero entre los fieles de su Iglesia, el pederasta y «depredador sexual» como lo llamó el juez, se erige como un mártir. La fe ciega, pero el odio y la discriminación también. Pocas cosas cambiarán tras el encarcelamiento de Naasón Joaquín. Él seguirá dirigiendo su ministerio desde prisión. Si acaso la clase política de Jalisco dejará de hacer visible su relación con la Luz del Mundo y ya no acudirá a la Santa Convocación en agosto. Pero la influencia política de la Iglesia se mantendrá, pues la fe irrevocable de sus fieles se traduce en un valioso voto corporativo.Mi llamado es a distinguir al líder de sus seguidores. Las mujeres de la Iglesia, por sus velos y faldones fáciles de identificar, suelen ser objeto de bromas hirientes y agresiones en la calle y el transporte. Ocurrió tras el encarcelamiento de su líder. Nadie merece la lapidación moral por los líderes que elige.Fuera de eso, la Luz del Mundo como institución saldrá de esto fortalecida pues al cabo, como dijo Albert Camus, los mártires no hacen a las Iglesias, pero son su cimiento o su coartada.
