Los priistas clásicos hicieron de los boletines todo un arte. En esos comunicados siempre era posible advertir una veneración por los formalismos del poder, una sintaxis grandilocuente y una proclividad a dar por sentado que, mediante esos párrafos, una realidad había sido transformada, sin vuelta atrás, para bien. En la Oaxaca de Alejandro Murat esa tradición boletinera persiste en todo su esplendor, aun si es a costa de la verdad y del sufrimiento de un pueblo que lleva más de 1041 días sin agua.Para muestra, un boletín. Uno de hace 11 meses. El 13 de mayo de 2019, el H. Gobierno (es un doble decir) de Oaxaca se congratulaba de que había coadyuvado (quiobo con la palabreja) para que Tamazulápam diera agua a San Pedro y San Pedro Ayutla, en la región mixe. El comunicado destaca, en su título, que se trataba de una “solución histórica de conflicto por agua potable”.Y el comunicado arrancaba así: “En un marco de civilidad y respeto, el gobernador Alejandro Murat Hinojosa atestiguó la firma del acuerdo suscrito entre las autoridades agrarias y municipales de Tamazulápam del Espíritu Santo y San Pedro y San Pablo Ayutla -perteneciente a la zona Mixe del Estado- para dar fin al problema de acceso al agua potable que existía en la demarcación”.Todo muy bonito en aquella ocasión de promesas huecas. Todo salvo que al día de hoy, Ayutla no tiene agua. Así de histórico fue el boletín de ese acto del gobernador Murat. Sirvió para nada salvo para que el mandatario autoensalzara su labor de testigo de la nada.Tamazulápam y Ayutla llevan en conflicto desde junio de 2017, cuando el primero despojó violentamente al segundo de su manantial, episodio en el que hubo un muerto.En Ayutla, la crisis por la falta de agua se agrava cada año en estas fechas, por la temporada de estiaje, pero ahora es la pandemia lo que tiene contra la pared a los pobladores de Ayutla.Yasnaya Aguilar, lingüista mixe y defensora de San Pedro y San Pablo Ayutla, ha logrado captar la atención de artistas y medios nacionales para demandar, mediante un movimiento llamado Agua para Ayutla, la reconexión inmediata del servicio hídrico para su pueblo. Pero las autoridades oaxaqueñas alegan que hay un amparo que les impide proceder. Yasnaya cree que el señor Murat se sale por la tangente, y que podría ayudar a su pueblo sin violar el amparo.Hay poco margen para creer en la voluntad de Murat para resolver este problema, que, a la postre, estaría dejando a cinco mil personas en incapacidad de tomar la más elemental de las medidas de precaución frente al COVID-19: lavarse profusamente las manos. ¿Cómo hacer eso sin agua? Se preguntan con humor involuntario en Ayutla.Poca credibilidad porque al mes del “acuerdo histórico” para dotar de agua a Ayutla nada se había hecho. Ni reconexión del agua ni nuevos contactos con la autoridad, como bien lo documentó El Imparcial de Oaxaca del 12 de junio de año pasado (bit.ly/2KdIaao).Cada día, autoridades de distinto nivel presumen en los medios de comunicación cuán grande es su esfuerzo frente a la pandemia. El caso de Murat no es la excepción. Días atrás lanzó tronantes palabras para condenar un supuesto robo de material sanitario. Caerá todo el peso de la ley, o algo así dijo el gobernador oaxaqueño.Seguro también hubo un boletín que destacaba tan histórica declaración del mandatario priista, ese que prometió historia a Ayutla, pero ni agua les puede dar. Ni agua. ¿Entonces para qué sirve el Gobierno?