Parece que será muy difícil que le corten los vicios en su estilo boxístico a Jaime Munguía. En su más reciente compromiso, ante el estadounidense de ascendencia puertorriqueña, Gabriel Rosado, celebrada el sábado en el Honda Center, de Anaheim, California, volvió a exhibir pobreza en defensiva, lo que le impedirá consagrarse en un boxeador de grandes ligas, un presupuesto que no existe en los proyectos de su promotor, Oscar de la Hoya. En la esquina del peso mediano tijuanense, la leyenda, Erik “Terrible” Morales, actúa como maestro, le ha enseñado algunas dos o tres cosas para cercenarle el repertorio negativo. Quiere inventarlo técnico, Munguía, se observa, hace el esfuerzo por pasar el examen con la mejor calificación, produce boxeo desde la punta de sus pies, mueve la cintura, envía el jab, también el gancho al hígado, que de veras lo conecta como maestro, pero baja la mano derecha, y recibe castigo, o una andanada de castigo. Ante la limitante, Jaime Munguía decide en la pelea mantener el estilo técnico que quiere aprender, o desdibujarse y regresar a sus orígenes, fajadorazo, y así, sin medir consecuencias, dando y recibiendo cuero, busca el nocaut, y lo consigue. Eso no le ha fallado, a ver cuánto le dura, porque la noche que se enfrente a un ponchador, se terminará su carrera. Uno de los dos o tres boxeadores que cargan con la fama del boxeo mundial, se presentará mañana en la Michelob ULTRA Arena del hotel Mandalay Bay en Las Vegas, el campeón mundial welter OMB, Terence Crawford, quien arriesgará ante su compatriota, Shawn Porter. El campeón se presentará con el inmaculado 37-0, 28 nocauts, y cuatro defensas exitosas del cinturón OMB. El desafiante llegará con 31-3-1 y 17 nocauts, fue campeón mundial welter CMB, y quien medirá la capacidad de Crawford, para conocer si apunta a boxeador global. Porter se enfrentó y perdió, en pelea cerrada, con Errol Spence Jr., el campeón mundial welter CMB y FIB, también llamado para erigirse como el mejor boxeador kilo por kilo del mundo. Y por ahí estaré atisbando.
