Hace poco le pregunté a un experimentado hombre de poder en Jalisco sobre el posible desenlace del conflicto político entre Raúl Padilla López y el gobernador Enrique Alfaro. Su diagnóstico fue implacable.–Raúl Padilla ha sido muy inteligente –me dijo–. Él ha construido su autonomía de la UdeG; puede hacerse a un lado y vivir sin la Universidad, ¿pero el Grupo Universidad puede vivir sin Raúl Padilla?Esa pregunta, tras el suicidio del ex rector este domingo, resulta pertinente ahora que replicó el trágico final sofocliano de su padre que se quitó la vida frente a él en 1972.La FIL, el Festival de Cine o los proyectos culturales que impulsó Padilla López jamás hubieran sido posibles sin la base de su legado: la autonomía universitaria que le dio poder político y fáctico.Antes de él, el rector era elegido por el gobernador. En 1994, un año previo a terminar su rectorado, Padilla López consolidó la gran reforma universitaria. Así nació la nueva Ley Orgánica de la UdeG que le dio independencia del Ejecutivo y presupuesto autónomo. La elección del rector recayó desde entonces sólo en el Consejo General Universitario que Padilla López controló por tres décadas.Pero volvamos a la pregunta que todos nos hacemos, ¿sobrevivirá el Grupo Universidad sin Padilla López? No hay una respuesta definitiva.Hay dos factores que inclinarán la balanza hacia un lado u otro. El primero, la pugna interna y los vacíos de poder que generará la ausencia de Raúl. Si comienzan a romper filas por ambición o traición, un nuevo grupo, el del gobernador, aprovechará para tomar el control gradual de la Universidad.“Muerto el rey, viva el rey”, reza la frase popular. En esta pugna de año y medio, el Grupo Universidad se preparó ante todos los escenarios si encarcelaban a Padilla López o algo le pasaba. Nunca ocurrió, pero este largo y acentuado diferendo político con el mandatario estatal curtió al grupo para un escenario catastrófico. Fue su “entrenamiento”. En este momento sólo opera esa última variable a su favor. Las próximas horas y días son cruciales para saber hacia qué lado se inclina la balanza.