Jueves, 21 de Noviembre 2024

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¿Mota pa´ la banda?

Por: Isaack de Loza

¿Mota pa´ la banda?

¿Mota pa´ la banda?

Si nos dejamos llevar por el calor del momento, podríamos asegurar que la promesa que hicieron los candidatos a la gubernatura de Jalisco y a la Presidencia de México por Movimiento Ciudadano, Pablo Lemus y Jorge Álvarez Máynez, respectivamente, fue sólo para aprovechar la audiencia joven que atrajeron con su “festival” de este jueves en la Concha Acústica.

Pero la garantía que ambos dieron de ordenarle a los policías que dejen de perseguir y arrestar a quienes lleven consigo un toque (porro, churro, gallo) de marihuana, sí amerita una discusión amplia.

Ver el vaso medio lleno implica que, si un gobernador o un presidente dieran esa instrucción, habrá una reducción tanto en la carga judicial como en la carcelaria. Porque sí: hoy hay personas en prisión que cometieron el gravísimo delito de encender una bachicha en la calle justo cuando una patrulla iba pasando.

Y siempre será una buena noticia dejar de criminalizar a quienes en realidad atraviesan por un problema de salud. Porque una república libre está obligada a respetar los derechos de las personas a decidir sobre su propio consumo… en tanto esto no afecte a terceros.

La consecuencia directa de esto es la reducción del hacinamiento carcelario, menos gastos para el Estado en la manutención de personas privadas de la libertad y, sí: jueces que podrían emplear su tiempo en delitos de verdad.

Ah, y quitarles a los policías la posibilidad de que extorsionen a la gente, lo cual desafortunadamente es una práctica bastante habitual.

Pero lo más importante es que la descriminalización de quienes consumen marihuana acabará con el estigma negativo que todavía pesa sobre ellas y ellos. Reconocerlos como miembros socialmente útiles (porque muchísimos profesionales la utilizan) facilitará al Estado un enfoque de atención y no uno punitivo. La prevención de adicciones debe estar muy por encima de encasillarles en la delincuencia.

Sin embargo, el vaso también puede verse medio vacío. Y ahí podríamos destacar que esta promesa busca más la atracción de votos del sector joven que una política pública bien pensada. Sólo ordenarle a la Policía que deje de perseguirlos puede conducir a un aumento en el consumo de esta sustancia. Y al no haber una regulación (lo que se prometió en este sexenio, sin éxito), los únicos proveedores serán quienes operan al margen de la ley.

Sin purismos, pero sí con la verdad: si se concretara la promesa de los candidatos naranjas, comprarle al “dealer” sería legal, pero ser el dealer, no. La paradoja es evidente.

Ahí es donde nacen los desafíos en la regulación. Porque si eres político en campaña, tu lengua es tan grande como la de un oso hormiguero y tienes todo el poder de prometer seguridad, salud, agua, menos calor y hasta bebederos con chela helada cada tres cuadras, pero el reto es regular la producción, distribución y venta de la marihuana.

Y para ello necesitas al Congreso, ése por el que todos los partidos piden el voto seis de seis por candidatos que ni los mismos aspirantes al Ejecutivo conocen.

Eso, y que se necesitará una capacitación exhaustiva para un cuerpo policíaco que se cuenta por miles en lo estatal, y por decenas de miles en lo federal. ¿Bajo qué criterios sabrían que eres consumidor por la cantidad de mota que cargas… o que eres quien le vende a quienes no pueden detener porque hay órdenes de arriba? Como dije: no es tan simple como gritar “vota por mí” y te resuelvo la vida. Y si no, pregúntenle al Río Santiago.

Al final está la reacción de quienes hoy operan ese negocio. Un negocio que, además, ya está gentrificado, porque hay una amplia gama de tipos de marihuana cuyos precios oscilan según su método de cultivo.

Si hay dinero, si es negocio, el crimen organizado llevará sus tentáculos a las nuevas producciones. Y, por supuesto, independientemente de ello, habrá sectores que se opondrán a toda costa. Ni modo: en una sociedad hay pluralidad de ideas y hay quienes simplemente se opondrán, aunque esa resistencia escale a conflictos.

Pero, sin importar si el vaso se ve de la mitad para arriba o de la mitad para abajo, obligadamente la estrategia debe estar bien arropada. 

¿El Lemus/Máynez´s free the mota tour es una buena noticia? En mi opinión, lo es. Pero si sólo se expuso al calor del momento, es un petardazo como los mismos que se han dicho sexenio tras sexenio al garantizar que, ahora sí, les cae si no, van a pacificar a un país que, citando a un nuevo clásico: no es más violento, sólo hay más homicidios.

isaac.deloza@informador.com.mx

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