Todos los pueblos y culturas del mundo necesitan contar, en su haber histórico, con mitos, leyendas y verdades que motiven, concienticen y atraigan la atención de su segmento de población más común, esto es, de todos aquellos cuya fe, esperanza y hambre de ser y de creer en algo y/o en alguien con el o lo cual se vea identificado e inspirado para seguir por un camino, ideología o derrotero del cual se sienta coparticipe desde lo más íntimo, hasta lo estrictamente protocolario.Así, las fechas “históricas” como la del 20 de noviembre en México resultan deliciosas, pues se presta para la fantasía de diferentes segmentos de la población.En este contexto, habría que recalcar que la fecha del 20 de noviembre de 1910 fue histórica, primero porque parecía que no sucedería nada trascendental, pero la inconformidad con el dictador de aquél entonces era tal, que poco a poco el Plan de San Luis propuesto por Francisco I. Madero González -sí tuvo madre-empezó a tomar forma y captar adeptos en diferentes rumbos del país, mismos que llevaron a cabo la Revolución Mexicana.Y si bien es cierto que en todos lados y bajo cualquier circunstancia, la historia siempre es escrita por los vencedores, en ella abundan los soñadores y espiritistas, pero las crisis de todo tipo persisten, sin importar que estemos en pleno siglo XXI.De baja estatura, miembro de una de las familias más ricas del país -fifí dirían algunos en la actualidad-, de pensamiento liberal, de noble sentimientos y valor social -invertía parte de sus recursos económicos en causas nobles, y no se ha sabido que recibiera dádivas del pueblo o alguien más-. Las abundantes tierras y posesiones de su familia -que él administraba- producían importantes ingresos y empleos. Poseedor de una educación y cultura envidiable -aunque la haya adquirido de maestros particulares y en colegio para ricos, además de EU y Francia- lo cual incomoda y reprueba en otros el actual Ejecutivo federal, dejan ver la incongruencia que hoy padecemos casi todos.APUNTEEl gesto, el esbozo de sonrisa, la postura con la cual el primer mandatario observó y disfrutó la representación de los acontecimientos históricos protagonizados por elementos del Ejército mexicano, en los cuales don Francisco I. Madero fue la figura central a través del llamado Plan de San Luis, propiciatorio de los primeros pasos para el inicio de la Revolución Mexicana que llevó al general Porfirio Díaz al exilio en Francia -y significó la muerte de más de un millón de mexicanos-, seguramente le permitieron fantasear con su actual postura personal (no olvidar que dicha figura señera es parte de su slogan de la 4T), y sentirse inserto en la historia que se habrá de crear tras su gestión en el país.r_develasco22@hotmail.com