* Crítica realizada para Talent Press Guadalajara en el marco del FICG34.El arte puede mentir. En “Petra”, la más reciente película del cineasta español Jaime Rosales, el arte y la mentira son los dos elementos que definen a Jaume, un hombre talentoso, pero manipulador, cruel y misógino, que disfruta de humillar a los demás. Su figura es un fantasma que acecha tanto a Petra, mujer convencida de que él es su padre, como a Lucas, su hijo con el que mantiene una relación tensa.El filme de Rosales, en su primer tramo, resulta cautivante gracias a la precisa construcción de sus personajes, particularmente Petra y Jaume, y al misterio que surge con respecto a la supuesta relación de sangre. También destaca la utilización durante todo el metraje de los lentos movimientos de una cámara que parece estar incómoda con lo que sucede en la pantalla y revolotea ansiosamente, en algunos casos yéndose de donde sucede la acción.Petra es un largometraje con evidentes tintes edípicos, como el incesto, el parricidio y el final trágico. De poco le sirve esto, ya que sus ambiciones de tragedia griega se ven frustradas en una historia que gradualmente se convierte en poco más que una telenovela, cuyos excesos dramáticos caen en el territorio de lo risible.El filme se queda sin ninguna idea interesante rápidamente, pierde por completo la dirección que llevaba en un principio y desecha cualquier fineza en su argumento. El director recurre desesperadamente a los giros argumentales como su única carta para mantener el interés del espectador.Hasta los intertítulos que presentan los distintos capítulos del filme no son nada más que recursos que entorpecen la narración y le restan potencia y organicidad a las elipsis, las cuales son cruciales en la historia de “Petra”.Rosales termina agotando por completo con esta película vacía y superflua, que se toma demasiado en serio a sí misma. Hacer esto resulta imposible cuando la historia sobrepasa la barrera de lo ridículo, con un sinfín de asesinatos, suicidios y giros de trama, que se extienden hasta su irritante conclusión.Es cierto lo que dice Marisa, la esposa de Jaume. El arte puede mentir, o en este caso, una mala película puede pretender gozar de la trascendencia de una tragedia griega.Armando Quesada Webb