Su nombre: Norma Lucía Piña Hernández. Se trata de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Mujer de 62 años, ha pasado toda su vida en el ámbito del Derecho y el Poder Judicial. Al iniciar el año, inopinadamente, se convirtió en la primera mujer que dirige al Poder Judicial en nuestro país.El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, visiblemente golpeado en lo político, pues él impulsaba a la ministra Yasmín Esquivel como presidenta del máximo órgano judicial del país, celebró primero que Piña Hernández sea la primera mujer en ocupar el cargo. Hace unos pocos días, en su rueda de prensa matutina, la acusó sin pruebas porque desde que ocupó el cargo se desató “una ola de resoluciones a favor de presuntos delincuentes”.Fue más allá: “Antes había un poco más de vigilancia a los jueces”.Las palabras presidenciales no caen en oídos sordos… algunos de sus seguidores más serviciales amenazaron de muerte a la ministra.López Obrador no asumió ninguna responsabilidad y comentó, en otra de sus ruedas de prensa, que “en una de esas, hasta fueron ellos mismos”. Hablaba de los “conservadores”. Esos que son “capaces de todo”.El mandatario de nuestro país había respondido así, sin reflexión y sin consciencia de lo que podía desatar, al hecho de que Rosario Robles ya está libre de toda responsabilidad por el caso de la Estafa Maestra. También le incomodó que un juez federal haya anulado la orden de aprehensión contra el ex gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien envalentonado, hasta anunció que está considerando regresar a México para competir por la candidatura a la Presidencia de la República.¿Es responsable Rosario Robles? Quizá. O no, según la “verdad jurídica”.¿Puede ser candidato presidencial García Cabeza de Vaca o exagera su cinismo, después de haber sido acusado de crimen organizado y desvío de recursos públicos? Seguramente no.Pero de eso a señalar a la ministra Piña Hernández, hay una distancia enorme; de esas distancias que el gobierno lopezobradorista borra en la brevedad de una declaración.Curiosamente, el presidente se pronuncia contra la primera ministra de la Suprema Corte que él alabó, a unos días de que se conmemore otra vez, el Día Internacional de la Mujer y que se efectúe, en las principales capitales del país, una serie de marchas que le han resultado antipáticas y chocantes.Las causas feministas, ya se sabe, no tienen espacio en la agenda presidencial. No son de su agrado.El presidente alimenta en la imaginación de sus simpatizantes la idea de que la culpa es del Poder Judicial. Ellos son los corruptos, los ineficaces, los incompetentes; ¿y la Fiscalía General de la República, la de Alejandro Gertz?En el discurso presidencial debiera (vano anhelo) respetarse un poco, al menos, el papel de las mujeres.La política puede esperar.