La vida de Michel Platini es como una obra de teatro en la que él mismo interpreta todos los personajes: rey, bufón, villano, artista, burócrata. El final de uno de los actos de esa tragicomedia de un solo hombre ocurrió en Guadalajara, durante los Cuartos de Final del Mundial de 1986.El capitán de la Selección francesa llegó a México como uno de los mejores futbolistas del mundo. El entonces mediocampista de la Juventus había guiado a Francia a ganar la Eurocopa de 1984 y había recibido el Balón de Oro en tres ocasiones consecutivas.Platini pasó del Saint-Etienne a la Juve en 1982 por lo que hoy serían aproximadamente cinco millones de euros. En Italia dejó de ser “Platoche”, como aún hoy es conocido en Francia, y se convirtió en “Le Roi” (el rey), por la majestad con que se movía en la media cancha. “Lo compramos por un pedazo de pan y él le puso encima el paté”, resumió Giovanni Agnelli, presidente del equipo con el que el francés ganaría la Copa de Campeones de Europa, la Súper Copa de Europa y dos campeonatos italianos.Todos esos blasones no impresionaron a Guadalajara, que le había dado su corazón en prenda a Brasil. Platini, que jugó el Mundial de 1986 soportando una pubalgia, tampoco puso mucho de su parte para ganarse al público. En la concentración francesa en Chapala se dedica a jugar cartas para retrasar su cita con los reporteros. “¿Le disgusta hablar con la prensa?”, le pregunta un periodista. “Todo lo contrario. Me gusta mucho”, responde “Platoche” el bufón.El 21 de junio en la cancha del Jalisco no hay tiempo para sarcasmo. El partido contra Brasil se juega a mediodía bajo el Sol vehemente de Guadalajara y en una atmósfera adversa para Francia. A Platini le parece estar en un estadio brasileño. “En el vestidor, pienso que voy a jugar un partido contra Brasil en Brasil. Todo es amarillo en Guadalajara. Hay amarillo en el vestidor, amarillo en la cancha, amarillo en la tribuna”, dice a Le Monde.Careca marca para Brasil el primer gol del partido al minuto 17. “Le Roi” no tarda en llegar al rescate. Al 41’ Rocheteau lanza un centro que Platini define con una caricia del pie izquierdo. Aunque se trata de su pierna menos hábil, el toque es tan delicado que parece más el paso de un bailarín de ballet que el remate de un jugador de futbol.Brasil tiene la oportunidad de recuperar la ventaja, pero Zico falla un penal. El partido va a tiempos extra y después a tanda de penaltis. Platini cobra el cuarto tiro de Francia y manda el balón a la tribuna. Para su suerte, por Brasil también erran Sócrates y Julio César. Francia avanza a Semifinales, donde caería 2-0, también en el Jalisco, ante Alemania Occidental.Luego del partido contra Brasil “El Rey” parece exhausto. Tiene la mirada desenfocada, como entreviendo un horizonte que todavía no comprende. Tal vez queriendo reconciliarse con la afición local, lanza su casaca a la tribuna. No lo sabe, pero ese día, el día de su cumpleaños número 31, ha marcado su último gol con la Selección de Francia. No lo sabe, pero al quitarse la camiseta y arrojarla lejos de sí ya está empezando a cambiar de piel.Se retira un año después para ir al encuentro del horizonte que vislumbró en Guadalajara. Se convierte en entrenador de Francia y luego en miembro del comité organizador del Mundial de 1998, contribuyendo desde el escritorio a obtener el título que se le escapó en la cancha. Logra ser presidente de la UEFA y cuando parece que está a un paso de volverse el máximo dirigente de la FIFA se ve inmiscuido en un escándalo de corrupción. La gloria mundial lo elude una vez más.Ahora, el ex jugador purga una suspensión que lo inhabilita hasta 2019 y prácticamente pone fin a su carrera política. “El Rey” llega a lo que puede ser la conclusión de su melodrama personal con un monólogo amargo: “cada vez que me acerco al Sol, como Ícaro, todo se quema”, dice.