Además de lamentar y sufrir el suicidio de su nieto de apenas 11 años, luego de que el viernes pasado mató a su maestra e hirió a otro profesor y a cinco compañeros de su colegio en Torreón, Coahuila, ahora su abuelo tendrá que enfrentar un juicio en prisión porque las dos armas que usó el menor, una calibre 25 y otra calibre 40 de uso exclusivo del Ejército, eran de su propiedad y no tenía los permisos de ley para tenerlas. Homicidio en comisión por omisión, sería el delito del que se le acusa, que contempla una pena de 18 a 35 años de cárcel.Ayer se supo además que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda le congeló también las cuentas a él y al padre del niño que accionó las armas, ya que les detectaron un “flujo irregular” de dinero, así como transferencias a Estados Unidos que no corresponden ni se justifican con las actividades que desarrollan.De confirmarse esta hipótesis de lavado de dinero del abuelo y del padre del menor autor de los disparos que conmocionaron al país y fueron noticia mundial, el caso se podría relacionar de manera indirecta a los nocivos efectos de la delincuencia organizada, cuyo poder de fuego es uno de los orígenes de la escalada de violencia e inseguridad que padece el país desde hace más de una década.Como el caso del abuelo de este menor, hay en México muchos otros. Las cifras revelan que las armas registradas debidamente son apenas poco más de 30 mil, mientras que en posesión o en el mercado negro circulan al menos 16 millones.Por eso, más allá del rumbo final que tome este litigio, lo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y los gobiernos locales deben hacer para tratar que estas tragedias no se empiecen a hacer frecuentes, como pasa en Estados Unidos, es incluir en sus estrategias para la pacificación del país acciones concretas para evitar el tráfico creciente de armas de Estados Unidos a México para las mafias mexicanas, y para quitarles las que ya tienen.Esta visto que los retenes y las campañas de despistolización en los que han quedado estos intentos han sido insuficientes para contrarrestar la entrada continua de armas, que llegan principalmente a los grupos delincuenciales.De poco han servido hasta hoy los esfuerzos diplomáticos y reclamos presidenciales que desde el sexenio del panista Felipe Calderón, y del priista Enrique Peña Nieto, se han hecho a los gobiernos estadounidenses para tratar de disminuir la comercialización de armas sin que esas demandas sean atendidas. Esta misma petición fue planteada ya por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a través del canciller Marcelo Ebrard, quien aseguró que en la agenda bilateral México-Estados Unidos, el tema de las armas, junto con el del dinero del narcotráfico, serán los temas principales a trabajar este año. Tendrán que hacer algo distinto de lo hecho por sus antecesores si quieren cerrar el paso al México armado.jbarrera4r@gmail.com