Así como anteriormente le sucedió a los Rockets de Houston de la NBA o a la serie de televisión South Park, el futbolista alemán Mesut Özil ha sido una nueva víctima de la censura del Gobierno de China. ¿Qué ha molestado tanto al régimen encabezado por Xi Jinping que ahora decide no transmitir partidos del Arsenal (club donde juega Özil) o quitarlo de la versión china del videojuego Pro Evolution Soccer? ¿Por qué el mediocampista ofensivo decidió expresar sus ideas de temas ajenos al futbol?El jugador alemán, de origen turco y de religión musulmana, publicó en sus redes sociales lo siguiente: “Queman sus Coranes. Cierran sus mezquitas. Prohíben sus escuelas. Matan a sus hombres santos. Los hombres son obligados a internarse en campos y sus familias se ven obligadas a vivir con hombres chinos”, fue el texto del 13 de diciembre escrito por Özil, quien invitó a la etnia uigur a “resistir la persecución”.¿A qué se refiere Mesut Özil y porqué enfadó tanto a China? Habría que empezar por decir quiénes son los uigures. Son una de las 55 etnias que existen en ese país, y juntas conforman apenas 9% de toda la población de esa nación asiático. De lengua de origen túrquico y alfabeto árabe, profesan la religión musulmana. Además de China, la etnia está presente en países del Asia Central como Kazajistán, Uzbekistán y Kirguistán.Esta etnia ha sufrido la persecución y maltrato del actual Gobierno chino durante varios años, que ha retenido en campos de concentración a más de un millón de personas de este y otros pueblos por sus creencias musulmanas. Según el Gobierno chino, estos campos son “centros de transformación mediante la educación” voluntaria, recogió Amnistía Internacional, pero testimonios que salieron de estos “centros” denuncian duros tratos como privación de alimentos y palizas.También se habla de técnicas de lavado de cerebro y repetición incesante de propaganda ideológica, para “reeducar” a los reclusos.El Comité de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Eliminación de la Discriminación Racial, ha corroborado la existencia de mil 200 campos de reeducación para retener y someter a las minorías.En una nota del diario El País, la ONU señala el uso de un sistema de vigilancia en masa (que incluye uso de datos personales mediante la tecnología), “que se dirige desproporcionadamente contra los uigures, incluidas frecuentes paradas de la Policía sin razón alguna y los escaneos de teléfonos móviles en comisarías”.Este incidente representa una nueva polémica para Özil.Justo después del Mundial de Rusia 2018, su renuncia a jugar con la Selección de Alemania, al señalar insultos racistas en su contra por su religión, debido a su apoyo a Recep Erdogan, actual mandatario de Turquía. “En los ojos de (Reinhard) Grindel (entonces presidente de la Federación de Futbol de Alemania), y sus defensores soy alemán si ganamos, si perdemos, no soy más que un inmigrante”.Un año después, Özil se casó con su novia Amine Gülse en Turquía con la presencia de Erdogan, criticado por políticas autoritarias, y el trato a minorías como la etnia kurda o los refugiados sirios.La reacción china también es un llamado al deporte global profesional, que ve en el país asiático un promisorio mercado multimillonario siempre y cuando acepten las reglas respecto a la libertad de expresión de un régimen que ejerce una fuerte censura en determinados temas.El astro del baloncesto, LeBron James, se disculpó implícitamente con China tras criticar la opinión favorable a las actuales protestas pro-democracia del gerente general de los Rockets de Houston, Daryl Morey. Esto puso en riesgo a la NBA, negocio multimillonario que ven 500 millones de chinos, pero también entra en juego la defensa de la difusión de las ideas.