Henry Kissinger, exsecretario de Estado y asesor de seguridad norteamericano, a quien la historia del país del norte considera un ‘coloso’ de la geopolítica y que este sábado cumple 100 años edad, en los últimos días ha sido asediado por decenas de medios internacionales con motivo de las tensiones entre las grande potencias que viven en diferentes regiones del mundo y que provocan preocupación por los riesgos que implican. Kissinger, además de reconocida visión y experiencia sobre el ‘estado de salud’ de las relaciones internacionales, en su último libro - publicado el año pasado- que lleva como título ‘Liderazgo: Seis estudios sobre estrategia mundial’, donde analiza la huella que dejaron reconocidos líderes -en su momento- como fueron Nixon, De Gaulle, Adenauer, Thatcher, Anuar el Sadat y Lee Kuan Yew, externa conceptos que subliminalmente se pueden aplicar en la actualidad y en el escenario político de México.Por ejemplo, establece que es muy sano que exista el debate político, “que se construye sobre premisas diferentes”, pero siempre debe ser en base de “intereses nacionales, pero eso en muchas partes se ha acabado”. Y señala que los riesgos, cuando el debate no está en esos intereses, “cuando hay divisiones insalvables, es una de dos cosas: O la sociedad se derrumba y no es capaz de llevar a cabo sus misiones bajo ninguno de los liderazgos, o los trasciende”. Y establece el exsecretario de Estado estadounidense que cuando las cosas no caminan bien, “en la vida de un líder debe haber algún momento de reflexión. Dominarse a uno mismo debería de convertirse en una especie de hábito”, poniendo como ejemplo lo que dijo Charles de Gaulle en 1932 -antes de asumir la presidencia de Francia-, “la autodisciplina incesante es el precio de un liderazgo”.Reflexión y autodisciplina que no aplica López Obrador, donde por el contrario hay irreflexión e imprudencia y autocomplacencia e indulgencia respectivamente.Y no vayamos lejos. El viernes pasado, con la toma por parte de la Marina de las instalaciones de Ferrosur, el mismo Grupo México -en poder de la concesión- calificó la publicación del decreto en el Diario de la Federación y la acción ejercida como “sorpresiva e inusitada la acción militar”.Cuando aparentemente estaban en conversaciones -dice el comunicado de Grupo México- y en la mejor disposición de colaborar a las necesidades de los proyectos de comunicación del gobierno federal, llegó el decreto de desocupación con la intervención militar.Posiblemente sea por intereses nacionales la medida de tener control de ciertas vías de comunicación, pero no hubo reflexión en los protocolos a seguir y si hubo autocomplacencia en la manera arrebatada de conseguir el objetivo. Kissinger dice que cuando hay divisiones insalvables la sociedad pudiera derrumbarse, y en esto coincide el Grupo México en su comunicado, que concluye: “De no llegar a un acuerdo en la negociación, la ocupación temporal se convertirá en definitiva, en deterioro de la empresa, sus empleados, clientes, y del libre mercado”. Y tal como lo señaló el Consejo Coordinador Empresarial (CEE), que hizo un extrañamiento a la acción militar en contra de una empresa privada, “más allá de la controvertida legalidad de dicho decreto, los empresarios externamos nuestra profunda inquietud por los efectos negativos que este tipo de decisiones generan en la confianza de invertir en México”.Así que un liderazgo desde Palacio Nacional mal entendido y aplicado, además de irreflexivo nos puede poner al borde del abismo.¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguez daniel.rodriguez@dbhub.net