Segunda de dos partes.Todo lo aquí contado, incluyendo por supuesto la primera parte transcurrió hace 22 años. El desarrollo habitacional conocido como EDUCADORES JALISCIENCES ubicado en la cabecera de Tonalá con mil 600 viviendas se había concluido, solo faltaba el trámite de las habitabilidades, responsabilidad única del Ayuntamiento. Tanto el Gobernador, Lic. Carlos Rivera como los líderes sindicales de la sección 16, maestro Sergio Silva y de la sección 47 Lic. Jorge Hernández, estaban orgullosos y satisfechos con el resultado de su promoción, funcionario importante en todas estas gestiones había sido el Lic. José Luis Leal Sanabria, para entonces Secretario General de Gobierno.Ya se planeaba fecha de entrega de la vivienda a cada uno de los maestros pero nadie contaba con la aparición de dos funcionarios del Ayuntamiento, regidores por cierto, que me abordaron para decirme que las habitabilidades no podrían ser autorizadas, las razones: ninguna, como no fuera la extorsión.El tema lo comenté, primero con los líderes sindicales, luego, tanto Sergio como Jorge acudieron con el Gobernador quien a su vez dio instrucciones al Lic. Leal a fin de destrabar el entuerto. Con una postura enérgica y de gran lucidez, el secretario de Gobierno me pidió que citara a los extorsionadores a un desayuno y que provisto de mi teléfono celular estuviera atento a una llamada que él me haría exactamente a las 9:15 A.M.Así lo hice, cite a los dos regidores a desayunar en el Camino Real, imaginando lo que sucedería, decidí llegar ya desayunado, la hora de la cita se había fijado a 9:00 A.M. me apersone faltando quince, repito ya desayunado. A las 9:10 A.M. aparecieron ambos regidores, muy de traje, muy de buen humor, me ubicaron y se detuvieron un par de minutos para saludar a una persona.Cuando los dos regidores apenas habían dado el primer sorbo a su café, timbro mi teléfono: buen día señor licenciado, sí como no, se lo paso, se refirió específicamente a uno de ellos: “par de bribones” alcance a escuchar, breve la llamada, más breve la retirada, retirada, por cierto sin despedida, quedé solo como en un tiempo detenido, luego me alejé y al tiempo que me dirigía al estacionamiento, superado el estrago me di cuenta que la corrupción esta de tal manera arraigada en ciertas personas que lucha y pretende vencer hasta el final de su derrota.