Circunstancialmente, Memo y Juan coinciden en Tlajomulco.—¿Qué andas haciendo por acá? —pregunta Memo.—Estoy concluyendo unos trámites en el ayuntamiento, ¿y tú?—Trabajo en la secundaria de Cajititlán —comenta Memo.—No sabía. ¿Ya te desocupaste? —cuestiona Juan a Memo y añade—: ¿Cómo andas de tiempo para echarnos unos taquitos de hueva con salsita molcajeteada y un tequilita en el 7 y medio?—Se me hace agua la boca —responde Memo, y al grito de “pa’ luego es tarde” agarran camino al restaurante ubicado en Santa Anita.Ya instalados en cómodos equipales, después del primer caballito, Juan dice—¿Por dónde empezamos?—Pienso que lo más importante está sucediendo a nivel nacional… Ya tenemos presidenta electa y ayer se instaló el Congreso de la Unión en el que López Obrador tiene mayoría calificada. No le habrá costado mucho echar al costal a los tres senadores que le faltaban —contesta Memo con una sonrisita irónica.—No entiendo —dice Juan—. ¿Qué no Sheinbaum toma posesión el 1 de octubre y el presidente se va a La Chingada? (Así se llama su rancho en Palenque, Chiapas).—Pos’ ¿qué no estás viendo, mi querido Juan? Primero, los morenos se sirven con la cuchara grande de la sobrerrepresentación y, en complicidad con las autoridades electorales, se apropian de las dos cámaras. Luego, el preciso manda el paquete de reformas para acabar con los organismos que acotan el poder de la presidencia, desapareciendo, de un plumazo, a la oposición y, ¿de quién crees que es la manita que mueve la cuna? —pregunta Memo.—¡Bingo! —exclama Juan.—López Obrador está como El Cihualteco, “que se va, que se va, que se va, pero no se ha ido… ¡Ni se irá!” —comenta Memo.—Aunque los gringos le advirtieron que eso no está bien —reacciona Juan.—Y él, envuelto en la bandera nacional, juega para las gradas —responde Memo.—Nomás que los vecinos del norte, con un apretón allá donde te dije, nos vuelven cirqueros, y allí viene la revisión del Tratado de Libre Comercio. Recuerda, nosotros somos frontera estratégica con USA y sus principales socios comerciales —dice Juan.—A ver qué pasa. En las próximas semanas se decidirá el futuro de México para las siguientes generaciones —acota Memo.—¿Y aquí cómo la ves? —cuestiona Juan.—Pal’ tigre, querido amigo. AMLO nos tiene en el purgatorio, cocinándonos a fuego lento. Alfaro se peleó con el brujo y ya no halla la puerta. Ni el presidente, “que ya se va”, ni la presidenta, que aún no llega, nos pelan. Lemus, un día sí y al otro también, trata de que se confirme su triunfo electoral, pero es una voz clamando en el desierto. Altagracia, que por su cercanía con la Sra. Sheinbaum podría representar a los jaliscienses, aunque muy talentosa, es un actor de coyuntura —sentencia Memo.—En un sistema presidencialista y además centralista, o te acomodas o te acomodan… La política sirve para eso. Cuando no hay política, el único resultado es el que estamos viendo —concluye Juan, echándose el último trago.