Viernes, 29 de Noviembre 2024

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Memo y Juan

Por: Eugenio Ruiz Orozco

Memo y Juan

Memo y Juan

En memoria de Jaime Reyes Robles, entrañable amigo, jalisciense ejemplar.

- Hola querido Memo, ¿qué haciendo? -Cavilando, Juan, cavilando.

-¿En qué piensas? -inquiere Juan.

Después de un largo suspiro, Memo contesta- Me preocupan México, Jalisco, Guadalajara, la familia y los amigos. Pienso que la sucesión se está calentando y que el Presidente, empecinado en su Cuarta Transformación (Hidalgo y la Independencia, Juárez y la Reforma, Madero y la Revolución y, ahora, yo. Léase López Obrador) y en dejar a una incondicional como sucesora, ha perdido la proporción del tiempo y de las cosas.

-Fíjate qué coincidencia, hace rato traigo la misma inquietud -apostilla Juan-. Veo un Presidente cuyo único objetivo es mantener el poder y conservar su influencia los años siguientes: manda, pero no gobierna.

-Tienes razón -dice Memo-. Prueba de ello es la modificación del contenido de los libros de texto gratuitos, cuya autoría se acredita al venezolano Sandy Arturo Loaiza, contratado por la señora del preciso, más con el fin de adoctrinar a las nuevas generaciones, que de preparar a los niños para el futuro.

-Grave, muy grave -dice Juan.

-Hace algunos sexenios, recordarás, “se armó la de Dios es Cristo” cuando la Secretaría de Educación, para apoyar la economía de los padres de familia durante el Gobierno del Presidente López Mateos, comenzó a entregar los libros de texto gratuitos, por cierto, redactados por distinguidos profesionales de la educación mexicanos. Meterse con la historia es un asunto muy delicado que puede confrontarnos -comenta Memo.

-Tal parece que eso pretende el Presidente -responde Juan.

-Y, ante esta realidad, ¿qué hacer? ¿Nos vamos a quedar con los brazos cruzados o, como Nerón, tocando la lira mientras Roma ardía? -cuestiona Memo.

-La seriedad del tema reclama prudencia -reflexiona Juan.

-¿Hasta cuándo? -apremia Memo-, ¿hasta que no haya remedio?

-No. Mira Memo, hace unas semanas parecía que no teníamos con quién, pero ¡oh, milagro!... Hoy, al parecer, tenemos tres opciones gracias a los excesos del Presidente. Su necedad por imponer a la del apellido impronunciable (creo que se dice `Chuman’ je, je, je) ha hecho que Marcelo se vaya deslindando del prócer; con carta de naturalización en la sociedad civil, prácticamente sin partido, Xóchitl Gálvez es una revelación; y Enrique de la Madrid levanta la mano por lo que queda del PRI bueno. Pero ellos solos no pueden contra el Gobierno, habrá que apoyarlos -dice Juan.

-¿Y nuestra militancia?

-México está por encima de nuestras lealtades partidistas, por cierto, abusadas por las dirigencias -apunta Juan-. Veamos a las personas, revisemos a los pretensos, investiguemos y vayamos con el que nos convenza. En un grupo con el que me reúno, hemos estado analizando quién podría ser mejor para el país. Yo, en principio, tengo simpatía por Enrique, me parece que está bien preparado, pero me encanta el talento, la frescura y la honestidad que muestra Xóchitl al hablar, y me agradan muchísimo su sonrisa y su sentido del humor. Basta de pontífices y caras duras. Y que no nos salgan con que le falta experiencia, ¿cuál tiene el joven Colosio? El caso de Ebrard es diferente. Seguiremos platicando. Hay tema.

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