El 26 de agosto del 2021, el grupo ISIS-K -rama del Estado Islámico que opera en Afganistán- se adjudicó el atentado suicida frente al aeropuerto de Kabul -la capital-, que dejó un saldo mortal de 13 miembros del servicio militar norteamericano y unos 170 afganos. Horas después de la tragedia, el presidente Joe Biden dio la cara al pueblo estadounidense y ofreció una promesa desde la Casa Blanca: “We will not forgive. We will hunt you down and make you pay -No perdonaremos, no olvidaremos. Los perseguiremos y haremos que paguen”. 20 meses después, el martes pasado -25 de abril- se da a conocer que el líder del ISIS responsable de dicho atentado -sin revelarse su identidad- fue abatido en un enfrentamiento por los talibanes -movimiento político-religioso-. Hasta el momento no se sabe si la inteligencia norteamericana tuvo alguna participación en el operativo, pero al final de cuentas, al responsable lo persiguieron, lo encontraron y ‘pagó’ con su vida la tragedia que provocó. La promesa del mandatario se había cumplido.La fecha en que se da a conocer el fallecimiento del terrorista, coincide con el anuncio de Biden de buscar la reelección presidencial para el 2024. Y posiblemente la noticia sea una de las pocas ‘promesas’ que hasta el momento el presidente haya cumplido -aunque probablemente sea de manera indirecta-. Posiblemente sus incumplimientos a promesas de campaña más notables estén relacionados con el tema económico, donde no ha tenido el apoyo republicano para la aplicación de su plan de gasto social, y con la migración, donde no ha encontró el apoyo congresional a su propuesta de reforma migratoria, que fue una de sus banderas de campaña. Aunque cabe aclarar que ha logrado revertir algunas medidas migratorias impuestas por su antecesor -Donald Trump-.Sin embargo, a pesar de los vientos desfavorables que por los que ha transitado -como fue el caso de la pandemia y la inflación-, ha logrado superar la corriente avanzando en su agenda política, sobre todo con los buenos resultados electorales en las elecciones de medio término, que consiguieron consolidar a los demócratas a pesar de los presagios que se habían hecho.El 20 de enero del 2021, durante su discurso de toma de posesión, Joe Biden fue muy claro al hablar de realidades y no de ofrecer ‘castillos en el aire’, cuando consciente del divisionismo que se vivía después de cuatro años de controversia desde la Casa Blanca con Donald Trump, dijo que lo más importante era “restaurar el alma y asegurar el futuro de Estados Unidos. Se requiere algo más que palabras. Requiere la más esquiva de las cosas en una democracia, la Unidad. Unir a nuestro pueblo, unir a nuestra nación. Unirse para combatir a los enemigos que enfrentamos, la ira, el resentimiento y odio, el extremismo, la anarquía, la violencia -se refiere a la invasión del Capitolio-, la enfermedad, la falta de empleo y la desesperanza”.Es por ello que más que las promesas y el incumplimiento de las mismas, a la hora que se haga la evaluación en la boleta electoral presidencial del año próximo, a Biden se le va a valorar con más raciocinio -al margen de las tendencias partidistas- y seguramente llevará una ventaja sustancial sobre Trump, quien aparentemente -salvo un imponderable o sorpresa de última hora- será su rival electoral.¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguezdaniel.rodriguez@dbhub.net