Es verdad que hay una deuda histórica con las mujeres artistas. Es verdad que cientos de obras musicales, de textos, pinturas, de puestas en escena están firmados bajo el famoso “anónimo” sin recibir crédito o título hasta hoy día. Es verdad que incluso artistas de todas las disciplinas tuvieron que ponerse seudónimos y obviamente usar el apellido de sus maridos. Es verdad que las artistas del Hollywood contemporáneo siguen reclamando salario igualitario con sus colegas porque todavía no tienen acceso a ellos. Es verdad que miles de mujeres han estado en un momento de desventaja en la que se ha abusado por su condición de manera psicológica y sexual. Es verdad que a estos personajes, a los que se han zafado de acusaciones y se han lavado las manos de maneras increíbles, todavía hay gente que les defiende. Es verdad que instituciones completas han dado la espalda así como otras han querido voltear hacia otra parte y siguen alabándolos como “artistas”. Es verdad que estos artistas se escudan en momentos históricos, qué histéricos que somos los demás. Es verdad que cientos de carreras han sido destrozadas por este tipo de asuntos y todavía no sabemos cómo preguntarnos sobre las respuestas que tenemos y validamos como certezas absolutas.Es verdad también que mujeres, han abusado de su condición de género de manera consciente para obtener espacios privilegiados. Es verdad que muchos de estos espacios privilegiados son dados de manera política porque somos mujeres sin evaluar realmente el talento o la capacidad. Es verdad el reclamo que persiste sobre la crianza de los hijos, no es ni aunque queramos engañarnos, igual o equitativo por donde le veamos ni en madres pintoras, escritoras, bailarinas o músicas. Es verdad que no trabajamos las mismas horas, el trabajo en el hogar sigue siendo no remunerado o siquiera visto.Es verdad que hoy, parte de mi generación está consciente del largo abismo al que todavía se enfrentan sus esposas, hermanas, hijas. Es verdad que el trabajo creativo que nos llevamos a casa, después de una jornada laboral completa, se ve interrumpido por asuntos varios que escapan a la cotidianidad de un hombre porque no les toca, dicen. Es verdad que se ha intentado cambiar parte de las obras más grandes que ha dado esta humanidad con el pretexto que no abona a la formación y educación de hombres y mujeres libres.Lo que no es verdad, es que con cambiar una ficción o el pasado, el futuro sí vaya a hacerlo como por arte de magia. Es verdad qué hay que ver quién escribió la historia porque para construir una nueva realidad para todos, -no sólo para nosotras mujeres- habría que no olvidar en qué contexto se hizo, se escribió, se bailó, se dirigió y se presentó tal o cual obra. Es verdad que no tengo ni cerca las respuestas, pero que vale la pena seguirnos preguntando cómo es que llegaremos a tener lo que para mí es muy valioso, una soñada igualdad de oportunidades desde niñas. Por último, no dejemos de ver que es verdad que hay familias en el mundo y no muy lejos de dónde nos da la vista, que por ser niñas, les niegan la posibilidad de soñar…argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina