En medio del ajetreo de la era digital, nos vemos inundados de información instantánea que, en ocasiones, expone la fragilidad de nuestro equilibrio global. Desde conflictos bélicos en Ucrania hasta tensiones militares entre China y Taiwán, pasando por ataques terroristas en Moscú, el panorama internacional parece cada vez más tenso y complejo. Este escenario plantea desafíos significativos para las naciones occidentales, quienes, además, deben hacer frente a sus propios asuntos internos, como es el caso de Estados Unidos, que se encuentra en vísperas de una elección presidencial trascendental.En este contexto de incertidumbre, emerge una nueva carrera armamentística impulsada por el avance tecnológico y el creciente uso de la Inteligencia Artificial. Prácticamente todas las potencias mundiales están aumentando su gasto militar y fortaleciendo el control sobre las actividades de los ciudadanos en nombre de la seguridad, lo que plantea interrogantes sobre las repercusiones a largo plazo de estas medidas.Aunque México no figura como una potencia militar, su relevancia económica y su posición estratégica en Norteamérica lo colocan en el epicentro de estos cambios globales. La tensión entre Estados Unidos y China ha generado una oportunidad para la relocalización de empresas en la región, pero también demanda una mayor claridad en la política y la defensa del país. Es previsible que se intensifiquen los esfuerzos para modernizar las fuerzas armadas y combatir la delincuencia que pueda ser instrumentalizada por las amenazas externas.México se encuentra en una posición tanto favorable como frágil. Por un lado, tiene la oportunidad de impulsar su desarrollo económico y abordar la desigualdad social. Por otro lado, debe hacer frente a problemas arraigados como la inseguridad y la violencia, aprovechando las herramientas tecnológicas disponibles y fomentando una integración más efectiva en las redes globales.Sin embargo, esta agenda de transformación se ve obstaculizada por la incertidumbre constante que caracteriza nuestro tiempo. La posibilidad de cambios repentinos, especialmente en el ámbito militar y tecnológico, plantea desafíos adicionales para México y el mundo en su conjunto.Para abordar estos desafíos de manera efectiva, México necesita fortalecer sus sistemas educativos, energéticos, de salud y seguridad interna. Esto requerirá una inversión considerable, tanto pública como privada, coordinada a través de políticas de Estado que trasciendan las disputas partidistas.Es crucial reconocer que, más allá de la contienda electoral inminente, existe una agenda prioritaria para México que debe ser abordada con urgencia y consenso. Es hora de dejar de lado las divisiones ideológicas y trabajar en pos de un futuro más seguro y próspero para todos los mexicanos. En esa unidad radica la grandeza de México.luisernestosalomon@gmail.com