Tuviste la suerte de crecer en una tierra repleta de baches, de retos, de motivos para detenerte. En un país que te enseña a lidiar con la decepción y frustración todos los días, que te obliga a vivir en una constante necesidad de reinventarte, no por gusto, sino por supervivencia. Casi dos millones de kilómetros cuadrados de ''no'' esperando a ser transformados en ''sí''.Palabras más, palabras menos, lo anterior es parte del speech motivacional que la empresa Hunters incluyó en su famoso video ''Dedícalo a los Haters'', sin embargo bien podría tratarse del prólogo de la carrera deportiva de la pentatleta Mariana Arceo, la ahora flamante campeona panamericana en Lima 2019.Hoy Mariana vive su momento de gloria. Se le ve en fotografías y portadas con su medalla de oro instalada pecho. Se habla de su título y de la plaza olímpica que consiguió para Tokio 2020. Se le mira feliz y su imagen es la imagen misma del éxito encarnado.Quien sea que vea a Mariana podría jurar que se trata de una atleta mimada del deporte nacional, de uno de esos exponentes que las autoridades deportivas tienen entre algodones y que reciben todas las facilidades con el afán de que sigan haciendo lo que mejor saben hacer: ganar.Por desgracia la realidad no podría ser más diferente, pues Mariana ha tenido que soportar situaciones tan lamentables como ser abandonada a su suerte y exiliada de los lugares que en teoría tendrían que estar a su disposición.''He tenido momentos muy duros, yo creo que he tenido más momentos duros que felices dentro del deporte, pero han valido la pena. Uno de los momentos más difíciles fue cuando ya no me dejaron entrar al complejo deportivo del CNAR por petición de otra atleta, eso sí fue muy fuerte para mí porque hasta el momento no he tenido instalaciones o estabilidad'', confesó Arceo apenas en enero pasado.Al prohibirle la entrada al CNAR Mariana tuvo que volver a Jalisco para ingeniarse una manera de seguir entrenando. Necesitó adaptarse a todo y llevó al límite su capacidad para hacer rendir las horas.Sus días se volvieron maratónicos, ya que de madrugada asistía al gimnasio para después practicar esgrima en la Unidad López Mateos. Posteriormente cerraba su jornada con natación y carrera en el Parque San Rafael, al oriente de la ciudad.Por si ese trajín fuera poco, cada martes, jueves y sábado asistió al club ecuestre La Hípica para practicar la equitación, esto en las cercanías del Bosque de La Primavera. No contar con un entrenador especializado y un espacio adecuado para su disciplina le costó demasiadas horas cruzando la ciudad de un lado a otro.''Es difícil estar sin un entrenador especializado. Estuve con Sergio Escalante que es un entrenador muy bueno, pero no se ha dado ya la oportunidad de trabajar con él. Con los entrenadores que tengo sé que saldré adelante (…) Quiero demostrar quién soy, callarle la boca a muchas personas que no confiaron en mí'', advirtió hace seis meses.Por más increíble que parezca Mariana no es una atleta mimada por los directivos del deporte nacional, es más bien, como lo dice el video de Hunters, una persona que sufrió por las docenas de puertas que le fueron cerradas, pero que ahora, con su oro, inevitablemente aprendió a tumbarlas.