Miércoles, 26 de Junio 2024

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María Belén Sánchez

Por: María Belén Sánchez

María Belén Sánchez

María Belén Sánchez

Tal parece que en los momentos hermosos, el reloj gira más rápido y que a veces no sabemos cómo es que se nos fue el tiempo y que casi ni nos dimos cuenta…

Bueno, no sé si a ti te sucede, pero a mí, frecuentemente, y caigo en la cuenta precisamente en estas navidades… se pasó muy de prisa y como se nos adjuntó en un fin de semana, lo sentimos todavía más breve.

En fin, ahora estamos ya con la fiesta de los Reyes Magos entre las manos. Fiesta a la que en algún momento olvidamos el sentido que tiene y lo que nos quiere decir: porque el ajetreo de los regalos para los niños –y a veces también para los grandes– nos envuelve de tal modo que se desdibuja el mensaje que Dios quiere darnos en estos días en que la Navidad se apaga y nos quedamos con el sabor de una espera al próximo diciembre.

Pero si miramos bien, los Magos nos hablan de una estrella que guía sus pasos para llegar a Jesús y para no olvidar que es precisamente la que debe guiar nuestros pasos a través de estos meses venideros, que ciertamente traerá otros acontecimientos, otras fiestas, otros trabajos y sin duda también sufrimientos y contratiempos…

Y si nosotros un día vimos brillar la “estrella” en nuestro corazón, si dejamos que la fe no se apagara ni un momento, tenemos la certeza de la cercanía de Dios en el corazón, y no precisamente en ámbitos más elementales del ser, porque es muy importante recordar siempre que no somos seres unidimensionales.

La grandeza del ser humano es precisamente que está hecho a imagen y semejanza del Creador, y que si escala los niveles superiores de su personalidad, en vez de quedarse a medio camino, sin duda tendrá la oportunidad de vivir esas experiencias espirituales que le acercan a lo divino dándole la oportunidad de vivir como “Hijo de Dios”.

Y es en estos estratos superiores donde necesitamos la fe, para poder entender y comprender cosas que a simple vista no tenemos ante los ojos, y para poder descifrar los signos que cada día se nos presentan, pero que muchas veces la intuición no nos permite comprender.

Como los Reyes Magos, que viviendo en países lejanos, vieron la estrella y no se quedaron en el ¡qué bonito!, de la admiración, sino que por la fe descubrieron que era el momento de ponerse en camino.

Y solamente así, aunque con dificultafes, llegaron a donde pudieron encontrar a Jesús recién nacido.

Así, pues, hoy por hoy, a cada uno se nos da la oportunidad de vivir de fe, no de magia, ni de lo inmediato que cambia de color constantemente.

Podemos darnos cuenta de que en algún momento también a cada uno se nos va a pedir ser un “rey mago” es decir, no precisamente hacer magia, sino comunicar la luz que recibimos.

Y si esto logramos hacerlo, ciertamente el 2022 va a ser muy luminoso, a pesar de los nubarrones que amenazan tormenta en el horizonte.

Ya en otras ocasiones he comentado, cómo los campesinos, aquellos a quienes con frecuencia consideramos ignorantes, saben distinguir, con meridiana claridad, los signos atmosféricos y predecir lo que el futuro depara.

Así pues, el mejor augurio sea la fe, y si quieres podemos seguir conversando más, mucho más acerca del tema, que tiene bastante tela para cortar.

Por lo pronto, lo mejor es desearnos mutuamente no dejar decaer el ánimo y seguir cultivando nuestra actitud de fe, para llegar, como los Reyes Magos, con la luz de la estrella, a encontrar el mejor camino de fe, que ciertamente nos dará también paz, alegría y felicidad. 

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