Dos semanas después de la consulta a modo que organizó el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador para cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, se realizó ayer la marcha denominada por el “Sí al Nuevo Aeropuerto de Texcoco” que convocó a cerca de cinco mil personas que caminaron del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino. En Guadalajara varias decenas de tapatíos también se sumaron a ese movimiento con una pequeña concentración en la zona de La Minerva.El saldo es ambiguo y con señales encontradas. Por un lado, es alentador que pese al abrumador resplado electoral y simpatías crecientes que mantiene López Obrador, un grupo de organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos salgan a la calle a manifestar sus desacuerdos con el futuro Gobierno y caminen en dirección a convertirse en un contrapeso ciudadano. Las mayorías casi absolutas que mantiene Morena, el partido creado por Andrés Manuel, en el Senado y la Cámara de diputados, y la debilidad del resto de los partidos políticos, hacen ver que es desde la ciudadanía organizada de donde podrían venir los únicos contrapesos reales para el próximo Gobierno federal.Lo preocupante es el grado de descalificación y la polarización que provocó esta primera manifestación entre ambas partes, y que quedó claramente plasmado en las redes sociales.La tambien nombrada #MarchaFifí no lució el músculo que algunos esperaban aunque su participantes mostraron abiertamente su desacuerdo con la decisión tomada por el tabasqueño.Podremos o no estar de acuerdo con la demanda central de los manifestantes de que sigan las obras en Texcoco, pero en lo que sin duda tienen razón es en salir a la calle a cuestionar el amañado instrumento para legitimar una decisión ya tomada.En su momento, comenté aquí que se trataba de una consulta autoritaria que se diseñó sin el más mínimo rigor estadístico, que no supimos a ciencia cierta quién la cuidó en sus cuatro días de realización, ni la forma y los responsables del conteo de los votos.El resultado de la consulta y “la opinión del pueblo sabio” a favor de convertir la base militar de Santa Lucía en aeropuerto y ampliar las operaciones del de Toluca y del actual de la Ciudad de México se veía venir claramente por la forma tan tendenciosa en que se ubicaron las mesas de votación en municipios con una amplia presencia del voto duro morenista.Esta burda simulación, lejos de honrar los beneficios sociales de la participación ciudadana y la democracia directa para discutir y decidir sobre los grandes asuntos públicos, las desvirtuó, y abrió el riesgo de que se impongan nuevas decisiones por esta ruta y en vez de fortalecer, se lesione nuestra vida democrática.El poner nuevamente el dedo en esa llaga, creo, fue el aporte de la marcha de ayer. Ojalá el futuro Gobierno nacional no haga oídos sordos a esa legítima preocupación social.