Lunes, 25 de Noviembre 2024

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Máquina de desigualdades

Por: Rubén Martín

Máquina de desigualdades

Máquina de desigualdades

El Foro Económico Mundial que tiene su sede en Davos, Suiza, no es el único espacio donde la clase capitalista mundial se reúne cada año, pero sí la más famosa. Durante las primeras semanas de enero de cada año, decenas de aviones privados llegan a los aeropuertos cercanos a Davos para transportar a millonarios, directores ejecutivos de las grandes corporaciones del mundo y presidentes y gobernantes de todo el planeta. Llegan también periodistas y académicos a reseñar estas reuniones donde muchas veces se dicta la agenda de políticas públicas que muchos gobiernos aplican en sus países. Todo en un ambiente de lujo con cortes de 150 dólares y martinis de 40 dólares, según registra CNN.

El marco del encuentro de Davos es el que utiliza la organización no gubernamental Oxfam para presentar cada año un informe sobre el inequitativo reparto de la riqueza en el mundo (https://cutt.ly/2wKl0wZA). 

El informe de este año tiene el elocuente título de “Desigualdad S.A.” y en éste reseña cómo un puñado de megamillonarios se han enriquecido a ritmos más altos que en años anteriores, mientras la mayoría de la población trabajadora en el mundo pierde parte de sus ingresos por la carestía, las guerras y la pandemia, y pierde derechos ante políticas laborales regresivas. 

Según Oxfam, “desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha más que duplicado, pasando de 405,000 millones de dólares a 869,000 millones. Entretanto, la riqueza que concentran cerca de 5,000 millones de personas ha disminuido. A este ritmo, podría aparecer el primer billonario [mil millones de dólares de riqueza] del mundo en tan solo 10 años, mientras que harían falta 229 años para erradicar la pobreza a nivel global”.

A pesar de que la crisis económica y sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus que sacudió el mundo en 2020 mostró las carencias de ingresos y seguridad social para la mayoría de la población mundial, tras la crisis inicial las condiciones para la mayoría de la población no sólo no han mejorado, sino que han empeorado. “El aumento desmesurado de la riqueza extrema en los últimos tres años se ha consolidado mientras que la pobreza mundial continúa en niveles similares a los registrados antes de la pandemia. En términos reales, considerando el aumento de coste de vida, la riqueza de los milmillonarios se ha incrementado en 3.3 billones de dólares desde 2020, a un ritmo tres veces mayor que la inflación”, dice Oxfam.

Esto hace que una trabajadora de la salud promedio tendría que trabajar 1,200 años seguidos para alcanzar los ingresos de un año de un alto directivo de una de las 100 grandes empresas mundiales. El contraste entre quienes concentran la riqueza y la clase trabajadora es abismal. En conjunto, señala el informe, la actual estructura económica y política mundial es una “máquina de generación de desigualdades”.

La punta de la pirámide de la concentración de la riqueza mundial tiene nombres y apellidos: Elon Musk de Tesla, Space X y Twitter; Bernard Arnault de Louis Vuitton; Jeff Bezos de Amazon; Mark Zuckerberg de Meta (Facebook); Bill Gates de Microsoft; y Larry Page y Sergey Brin de Google. Poco más abajo, pero no mucho, aparece el mexicano Carlos Slim con más 100 mil millones de dólares en el lugar número 12 de los millonarios del mundo. 

Como cada año, hacia el final del informe, Oxfam propone corregir el rumbo de esta “máquina de desigualdades” de la economía mundial, con sugerencias que se pueden calificar de socialdemócratas. Proponen revitalizar el Estado, contener el poder empresarial y reinventar el sector empresarial.

Aunque bien intencionada, la propuesta de Oxfam parece un tanto ingenua, porque propone que el capitalismo deje de ser capitalismo por sí sólo. En la moderna sociedad capitalista el Estado trabaja para crear condiciones favorables a la inversión privada, y los capitalistas invierten para obtener ganancias a través de la explotación del trabajo asalariado y de la apropiación de los bienes comunes. El cambio de este sistema socio-histórico vendrá, como siempre en la historia, de las propias contradicciones sociales que genera.

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