Enrique Peña Nieto tenía un gran operador y hombre de confianza: Luis Videgaray. Para algunos era la inteligencia detrás del político popular, que no se distinguió por ser muy brillante. Pocos, si no es que ningún otro miembro del equipo de Peña, podrían decir que hablaban en nombre del presidente. Siempre estuvo donde tenía que estar. Cuando inició el gobierno de Peña en el Estado de México fue el secretario de Finanzas y desde ahí operó el proyecto de gobierno. Después pasó a la Cámara de Diputados para controlar la Comisión de Presupuesto desde donde orquestó el apoyo de los gobernadores priistas al entonces precandidato. Coordinó la campaña a presidente en 2012, luego fue el férreo y controlador secretario de Hacienda por donde pasaron todas las decisiones del gobierno y finalmente, cuando Trump llegó a la presidencia de los Estados Unidos y la deuda comenzaba a ser un problema para el gobierno peñista, se fue de secretario de Relaciones Exteriores y dejó a José Antonio Meade manejando la Hacienda Pública. ¿Es culpable de corrupción Luis Videgaray? Grazna como pato, camina como pato, era el líder de los patos y la mano derecha de Mc Pato, pero eso toca probarlo a la Fiscalía. En ello andan, aunque al parecer el primer intento no le salió bien al fiscal Gertz Manero y ya lo pusieron sobre aviso. Lo que es una verdadera exageración y un uso político de la ley es acusarlo de traición a la Patria. La traición a la Patria como delito en el Código Penal está planteado y pensado para aquellos que atenten contra la soberanía o la integridad de la nación. Aun suponiendo, o si se prefiere aun sin dudar, que los votos para la Reforma Energética se hayan obtenido con compra de voluntades, según los dichos del chivato mayor, Emilio Lozoya, ésta es, tristemente, una tradición tan mexicana como la del Día de Muertos. En esta interpretación cualquier acto legislativo que favorezca a empresas extranjeras o abra el mercado es traición a la Patria. Se me ocurre, así nomás de bote pronto, que la recién aprobada (por los legisladores de Morena( ley para la compra de medicinas en el extranjero cae en el mismo supuesto y si le rascamos más de algún legislador ha de haber pedido un favorcito a cambio de su voto. Que los políticos abusen del lenguaje y de laS interpretaciones de la ley es por supuesto poco deseable, pero de alguna manera inevitable. Que la Fiscalía o la Corte lo hagan, como sucedió con las consultas no vinculantes, es de alto riesgo para el Estado de Derecho. Si ideologizamos la aplicación de la ley perdemos todos, unos ahora y otros después, pero perdemos todos.diego.petersen@informador.com.mx