El título del RADAR de hoy parafrasea el nombre de una las obras del gran cuentista mexicano Edmundo Valadés, “La muerte tiene permiso”, que seguramente nunca imaginó que se adaptaría tan a la medida a la realidad que se padece en el México desde que murió hace casi treinta años, por la desbordada crisis de inseguridad y violencia, y que no asomaba con esa crudeza hace 68 años que nombró así esta colección de 18 relatos de abusos a campesinos de parte de los cacicazgos combatidos con la Reforma Agraria, y la ironía de pedir permiso a la autoridad para hacer justicia por propia mano.Y es que ahora que por el más reciente conflicto bélico que estalló el sábado con el ataque terrorista de Hamás a Israel y la brutal contraofensiva judía, se habla de la letalidad de las guerras, México sigue apareciendo en el segundo lugar de muertes anuales por violencia, sólo debajo de Etiopía, aún sin enfrentamiento armado con ningún país. Ni en Ucrania ni en Rusia que llevan dos años en guerra se superan las cifras mortales de las narco-guerras en México, que en el sexenio de la 4T suman la cifra récord de casi 160 mil víctimas. Este hecho, desde luego, hace casi desafortunada, la presunción del Presidente Andrés Manuel López Obrador de que México es “pacifista”.Pues, bien, en este contexto el martes pasado, como por desgracia ocurre con mucha frecuencia, Jalisco volvió a sumar otro crimen de alto impacto para alargar esta cifra sangrienta. Volvió a ocurrir a las afueras y dentro de un restaurante de la transitada Avenida Patria, a unos metros de donde hace menos de tres semanas pistoleros de la delincuencia organizada interceptaron antes de las ocho de la noche a la alcaldesa de Cotija, Michoacán, Yolanda Sánchez, quien afortunadamente fue liberada cuatro días después.En el sobresalto violento del martes murió un ex militar que fungía como escolta de un hombre, que algunos presumen fue levantado, sin que hasta ahora se haya presentado alguna denuncia por desaparición. El episodio, que causó nuevamente terror entre los comensales y afectó a un empresario restaurantero más, volvió a dejar en evidencia cómo los sicarios de la delincuencia organizada pueden transitar impunemente por la ciudad fuertemente armados y ejecutar con toda tranquilidad sus ajustes de cuentas. El martes, en los videos que han circulado en redes, se observa claramente como una camioneta bloquea la rampa de salida de los carriles centrales de la Avenida Patria para dejar libre el escape de los agresores por la lateral sin que se dispare acción policial alguna.Desde luego, el asalto a este restaurante recordó al menos otros cuatro negocios de este tipo que operan en esta zona y sobre esta avenida que en tiempos recientes han padecido eventos violentos similares, incluso a plena luz del día.No hay sistema de videovigilancia ni estrategia policial que los detenga, pese a que siempre, en estos casos, su ruta de escape ha sido la Avenida Patria, donde parece que los sicarios tienen permiso de hacer lo que les plazca.jbarrera4r@gmail.com