Lunes, 25 de Noviembre 2024

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Los retos y las vacaciones de AMLO

Por: Jorge O. Navarro

Los retos y las vacaciones de AMLO

Los retos y las vacaciones de AMLO

Apenas para tomar sus muy merecidas vacaciones después de un primer año más agitado de lo que hubiera esperado, el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, se enfrenta a una serie de situaciones coincidentes que tienen sabor a “déjà vú”: ¿Quién hubiera anticipado que su secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, sería comparada con su antecesor en el cargo, Virgilio Andrade?

O la historia es una señora que gusta de la ironía más aguda, o el ejercicio del poder conduce permanentemente por los mismos senderos.

Irma Eréndira Sandoval, la secretaria vigilante del buen comportamiento en el gabinete de la Cuarta Transformación hizo el primer gran papelón en su encargo, al afirmar públicamente que  Manuel Bartlett Díaz no cayó en conflicto de interés y no tiene ninguna obligación de declarar los bienes(fincas y empresas) que le han permitido a sus hijos y su pareja, acumular una fortuna superior a 800 millones de pesos, según se ha hecho público durante los últimos meses.

Como si se tratara de una venganza pública, apenas después que la señora Sandoval presentó su informe, Manuel Bartlett acompañó al presidente López Obrador a una termoeléctrica en Querétaro, donde además de la gira oficial, se dejaron retratar en una reunión cordial que podría explicarse en una frase como la siguiente: “¿Queda claro que el respaldo del presidente es total?”.

Que el mandatario López Obrador tenga favoritos no es nada que deba sorprender. Aunque a él le guste presentarse como miembro de una línea histórica después de Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas,es tan humano como todos ellos. Vive a plenitud sus filias y fobias, y decidió que Bartlett Díaz, el ex secretario de la “caída del sistema”, el ex gobernador poblano y el eterno aspirante a presidente, es de los suyos. Lo defiende y lo protege.

Así lo han hecho todos los presidentes. No solamente los mexicanos. Ocurre en todos las naciones donde se rigen con un sistema presidencial. ¿Pero es lo mejor para el proyecto de la Cuarta Transformación? Rotundamente: No.

Después de un año de gobernar el país, el presidente tiene la oportunidad de revisar el desempeño de los miembros de su gabinete. Si a Bartlett ya le perdonó su historia priísta, ¿qué decir de personajes como Olga Sánchez Cordero (Gobernación), Javier Jiménez   Espriú   (Comunicaciones y Transportes),   Esteban Moctezuma (Educación) o Jorge Alcocer Varela (Salud)?

Todos ellos quedan a deber, y mucho, en sus respectivas carteras. Y no es que sean los únicos, pero es notorio cómo en sus diferentes áreas ya deberían haber dado resultados en un gobierno que, según el presidente López Obrador, debe rendir al doble.

Mención aparte, sin duda, merece el secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo. En otros tiempos, sólo el episodio de Culiacán ya le hubiera costado el cargo de modo fulminante, pero ahí sigue, probando que el presidente es leal con los suyos, aunque ellos incumplan con la encomienda. El año 2020 encontrará a la 4T casi con las mismas urgencias: seguridad, crecimiento económico, reducción de la injusticia social y la desigualdad, y cambios profundos para mejorar los servicios de salud y el sistema educativo.

Hacen falta nuevos miembros en el equipo de gobierno.

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