Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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Los que sí son conservadores I.

Por: Sergio Aguirre

Los que sí son conservadores I.

Los que sí son conservadores I.

La semana pasada aquí se dijo sobre la diferencia de las coordenadas políticas entre las del Siglo XIX y las de hoy. Los liberales y los conservadores de entonces apreciaban valores hoy repartidos entre la derecha y la izquierda. De ahí se puede afirmar: todos los partidos políticos actuales descienden tanto de los liberales y conservadores del siglo XIX, como del PRI del siglo XX. El PRI oficialmente es de izquierda, pero en realidad, sus gobiernos han sido de izquierda o derecha según lo dictara el Presidente en turno. Si bien en realidad siempre se ha tendido más a la izquierda. Si no, véanse todos los índices sobre libertad económica y nada más no podemos dejar la media tabla. También se habló sobre las diadas adecuadas para los conceptos actuales de liberales y conservadores, los primeros contrarios al autoritarismo, los segundos contrarios a los innovadores.

Sobre la derecha vale la pena saber quiénes son. Para comenzar, no se trata de un bloque homogéneo donde todos valoran o persiguen lo mismo. Está dividida en tres. La derecha liberal, la derecha demócrata cristiana vinculada a la Doctrina Social de la Iglesia (DSI); y por último, la denominada ultraderecha, que comparte y radicaliza los aspectos centrales de las dos anteriores (Mónica Uribe, La ultraderecha en México). Por citar algunos: el Yunque, los sinarquistas, y fundamentalismos cristianos, pseudocristianos, y de todo tipo. ¿Cuáles de ellos tres son realmente conservadores en su oposición a la innovación? ¿Cuáles de ellos aprecian a la democracia y cuáles no? Vale recordar, la democracia se opone a la autarquía o Gobierno de un solo hombre, porque desde ésta perspectiva, además de representar un Gobierno de opinión materializado en el sufragio, es una poliarquía selectiva o un Gobierno de pocos sobre el resto, pero así seleccionados.

La derecha con respecto al derecho de igualdad, además de igualdad ante la ley donde todos los liberales están de acuerdo -sean de izquierda o derecha-, no se incomoda ante la acusación de desigualitarios, pero defiende la dignidad de la persona. A la izquierda no le molesta que se le diga niveladora, pero defiende en primer lugar la justicia social.

La derecha liberal es por naturaleza demócrata. El liberalismo exige división de poderes y elecciones libres, secretas y no manipuladas. También la Doctrina Social de la Iglesia ya es abiertamente demócrata y les da su lugar a las instituciones. Vamos, es otra Iglesia. Ha evolucionado, se ha modernizado. A los demócratas cristianos no se les puede acusar de forma atinada de conservadores.

Por su parte, el fundamentalismo no puede ser ni demócrata, ni liberal. Su objetivo es tan “alto”, tan superior, que no puede tener miramientos en pequeñeces como procedimientos democráticos, la institucionalidad, el equilibrio de poderes, el acatamiento de la ley y la Constitución con sus derechos, etcétera. Se vale cualquier camino con tal de llegar al objetivo, normalmente traducido en una felicidad real: traer a la Tierra el Reino de los Cielos. Lo cual es un absurdo. La felicidad de un Estado se puede pretender, pero jamás llegar a ella. Es un ideal. Pero como siempre, los extremismos confunden al ideal con la realidad. Éstos son unos de los conservadores, aliados muy relevantes del lopezobradorismo.

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