Una vez concluida la temporada del beisbol invernal que en México tiene intensa y espectacular actividad, hay que reafirmar que la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), el máximo circuito beisbolero profesional que se disputa en otoño-invierno, es sin duda la más atractiva para los fanáticos del deporte rey, dado que al ser mucho muy competitivos casi todos sus 10 equipos y siendo además un circuito muy dinámico por su adecuadamente no muy larga duración -pues transcurre en su agenda ordinaria de principios de octubre a finales de diciembre más prácticamente un mes de postemporada- es un torneo ágil y preserva el interés de la fanaticada al desahogarse en un ambiente de posibles altibajos y sorpresas con situaciones que pueden ir del esplendor al ocaso, entre las rachas positivas y las desafortunadas en los diversos planteles que conjugan su esfuerzo en el torneo, prohijando condiciones de expectación latente por los vaivenes que se suscitan preservando la atmósfera de imprevisión, esa atractiva incertidumbre proyectándose en la emoción de lo inesperado y vibrante como es el beisbol, en lo que todo puede pasar y nada queda escrito como definitivo en tanto no culmina cada cotejo o serie. Y la campaña recién concluida con la serie final entre Venados de Mazatlán y Naranjeros de Hermosillo no quedó a deber y fue ampliamente disfrutable para quienes amamos y seguimos nuestro rey de los deportes en México, habiéndose coronado merecidamente el equipo de la capital sonorense, no sin haber dado digna batalla el escuadrón del puerto mazatleco.Ahora bien, tras finalizar la temporada de la liga invernal mexicana, disfrutamos una edición más de la Serie del Caribe que, como muchas ediciones previas, fue brillante y de gran nivel, dejando buen sabor de boca y en lo general cumpliendo ampliamente la expectativa de éxito que precedió al desahogo en este año del máximo serial latinoamericano beisbolero entre conjuntos campeones de ligas invernales en países de la Confederación Profesional de Beisbol Deportiva del Caribe y los invitados, culminando con interesante etapa final tras la que se coronó el conjunto representativo de Venezuela, venciendo al de República Dominicana, habiendo lucido también en el proceso otros equipos como los que representaron a las instituciones beisboleras invernales de Panamá, Curazao y Puerto Rico, con la decepción que nos dejó la actuación del escuadrón que representó al juego de pelota profesional por equipos que se practica en nuestra patria. Ahora estamos ya con los ojos puestos en el inminente inicio e interesante desahogo del llamado Spring Training de los equipos de la gran carpa, con la liga del Cactus en Arizona y de los Cítricos en el Sur de Florida en donde se desahoga el entrenamiento o pretemporada de los 30 conjuntos que conforman las dos grandes ligas del máximo nivel deportivo de competencia en el orbe del beisbol profesional. Y de ahí, ya la mirada puesta en el esperado inicio de la temporada 2024 de ligas mayores el próximo 28 de marzo, atentos a cómo quedarán integradas las distintas novenas de La Liga Nacional y de la Americana, a la espera que sean muchos los peloteros mexicanos que tras los días previos queden insertos en los rosters nominal y ampliado de los conjuntos de Ligas Mayores, entre los que estarán algunos estelares indiscutibles ya con contrato firme como José Urquidy, Víctor González, Alex Verdugo, Alek Thomas, Austin Barnes, Randy Arozarena, Rowdy Téllez, Isaac Paredes , Jonathan Aranda, José Treviño, Andrés Muñoz, Luis Urías, Bernardo Sebastián Zavala, Patrick Sandoval, Giovanny Gallegos, Joey Meneses, Alejandro Kirk, Ramón Urías, Javier Assad y Luis Enrique Cessa, entre otros, a la espera que además de esos magníficos elementos también logren consolidar su permanencia en clubes beisboleros del máximo nivel profesional otros de los varios peloteros aztecas que están en los campos de entrenamientos en busca de su espacio para participar en la próxima campaña de las ligas mayores, a los que se les desea éxito.
