Debemos partir de la premisa de que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que mañana abrirá las páginas de su 35ª edición, es un verdadero portento. Desde el punto de vista cultural, véase como se mire, constituye la más notable de las actividades habidas en esta tierra, desde los tiempos más remotos hasta los nuestros. La conozco bien porque no he faltado a una sola, además de que, ya antes de que naciera, tuve a mi cargo la primera presentación “internacional”: fue ante el cuerpo diplomático acreditado en México, en la sede de la cancillería mexicana, donde yo cobraba entonces. Recuerdo que el embajador de Estados Unidos fue el único que no asistió y, también, que esa tarde, la magnificencia de las instalaciones del edificio de Tlatelolco inhibió de tal manera al entonces rector de la U. de G. que no se atrevió a entrar y hube de encargarle a un mesero que lo atendiera afuera de manera especial.Al principio estaba metido hasta el cuello, mas poco a poco fui quedando afuera, pero nunca he dejado de asistir casi todos los días sin exceptuar una feria…Las atingencias son infinitas, hasta convertirse, ya hace bastante tiempo, en una verdadera referencia de casi todo el mundo.Lo que valdría la pena relacionar algún día son los contratiempos: directoras pillastres y traidoras, regaños de presidentes de muy baja calidad, amenazas de atentados, etc. Todo lo demás es letra pequeña, como es el caso de intelectuales “petardo” o simplemente indecorosos que pasan como si fueran liebre. Cabe reconocer que en ese tumulto es muy difícil mantener un buen control de calidad.Los pelos en esta Feria que empieza mañana, desde mi personal punto de vista, son dos: uno es Fernando Savater, quien como buen traidor a su genética resulta ser solamente “jarabe de pico”. El otro es un tal Javier Cercas, quien “tocó la flauta” con una novela histórica razonablemente buena y full stop. Pero luego repitió refiriéndose a ese lamentable “23 F” cuando un tal coronel Tejeiro tomó por asalto el Congreso de los Diputados español y les sacó un susto del tamaño del mundo.De ese Rey, de quien Cercas fue un gran lambiscón, a pesar de que se esperó para declararse en contra hasta que era evidente que el golpe fracasaba, hace mucho que había sobradas evidencias de que había estado a favor de la conspiración.En tiempos recientes ya se han abierto del todo las capas y descubierto la verdad.En fin: tal es mi opinión que reconoce, sin dudarlo, que estos “prietitos” no tan chiquitos “en el arroz”, corporativos ambos del “neofranquismo” español, no opacan la gran brillantez conjunta de los demás invitados especiales y de la FIL en general, con todo y este pinche coronavirus, que es lo mejor que pueden aportar Savater y Cercas.