En junio del año pasado, en el marco del pleno COVID-19, el gobierno estatal decidió clasificar a los negocios por rubros y sectores para organizarlos en torno al regreso económico seguro. Como pudieron -dadas las condiciones- hicieron aquella tabla y empezaron a pedir que todos estos presentaran ante la mesa de salud y distintas dependencias municipales las propuestas de protocolos (que en aquel momento eran bocetos e imitaciones de otros modelos) para poder operar. La primera clasificación que hicieron fue dividir entre necesarios y a otros, pues no tan necesarios. En los necesarios por supuesto que no se contempló al sector artístico que desde un principio tuvo muy poca representatividad en la mesa de salud. Aquella misma mesa de salud que no tenía idea de cómo aplicar o peor aún, cuáles serían los lineamientos que habrían de llevarse a cabo para que miles de artistas pudieran trabajar.Los teatros, salas de concierto, museos y demás espacios no veían la luz al final del túnel y es que siguiendo la tendencia mundial, se mantuvieron cerrados por largo tiempo bajo el principio científico de que en espacios cerrados, era obvio el contagio de los asistentes. Fue hasta esta esta y la semana pasada que el Teatro Degollado y el Conjunto Santander abrieron sus puertas al público con un aforo -sobre todo del último-, importante. Lo crucial para mí es que aún con números en contra (basta ver la alza de estas últimas semanas que ha reportado el gobierno desde su cuenta de salud) se sepa que los contagios no han venido de las butacas ni del Conjunto Santander ni del Teatro Degollado o del Experimental ni el María Teresa. Creo que de todos los lugares que he frecuentado que “aplican” los protocolos de salud, los espacios culturales han sido los más respetuosos. Espero que aún contagios mediante, se entienda de parte de la autoridad que la comunidad está siendo responsable y que la invitación para volver a ser parte de las actividades va en serio y por la derecha. Así que no queda más que animarse desde la responsabilidad y volver a ser parte ahora de un momento histórico para el mundo, el regreso de la tan necesaria escena artística.