Absolutamente nadie, ni en este país ni en ningún otro, pudo considerar que la propuesta de “abrazos, no balazos” sería una estrategia real de Gobierno para enfrentar al crimen organizado, pero una vez conseguido el triunfo y asumido el poder en 2018, Andrés Manuel López Obrador se encargó de hacer valer aquel viejo eslogan que utilizó por primera vez seis años atrás, siendo candidato a la Presidencia de la República por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Los resultados de aquella ocurrencia están a la vista de todos, el fracaso no tiene parangón; desde ayer, el Gobierno de la Cuarta Transformación (4T) se catapultó como el sexenio con más asesinatos de la historia, quedando aún más de año y medio para su conclusión.El Mandatario tabasqueño usó el eslogan para describir su política de seguridad durante su campaña presidencial. La idea general era que “moralizaría” a las fuerzas policiales consideradas brutales y corruptas en el contexto de la guerra con el crimen organizado. Hace poco, durante una de sus conferencias mañaneras, recordó que cuando lanzó la propuesta se le consideró un “marciano”, pero yo difiero, se le debió considerar poco cuerdo, deschavetado, pues nadie en su sano juicio podría considerar ese planteamiento como algo serio. Y bueno, transcurridos apenas cuatro años y medio de mandato, de diciembre de 2018 al 24 de mayo de 2023 se han registrado 156 mil 136 asesinatos en México, lo que ha convertido al actual sexenio en el más violento de la historia, según ventiló la noche del pasado jueves el periodista Carlos Loret de Mola en su noticiero que se transmite por Latinus.Dijo que de acuerdo con un análisis basado en cifras del Inegi, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y del Reporte Diario de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en lo que va del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya se superó el número de homicidios dolosos que se registraron en el periodo de su antecesor, el priista Enrique Peña Nieto, que registró 156 mil 66 víctimas de homicidio doloso.Desde el año pasado el Gobierno de la Cuarta Transformación ya había rebasado los 120 mil 463 asesinatos del sexenio de Felipe Calderón, y antes los 60 mil 280 en la gestión del panista Vicente Fox Quesada.El análisis señala que el Gobierno de AMLO acumula otros récords en materia de seguridad, entre ellos los años más violentos (2020, 2019, 2021 y 2022), el mayor número de meses con más de tres mil asesinatos y los días más violentos de que se tenga registro, entre otros.“Se trata de una tercera derrota al hilo para el Estado mexicano en el ámbito de la pacificación y la seguridad, pues ni el Gobierno de Calderón (en el que se manifestó por primera vez la crisis), ni el de Peña Nieto, ni el de López Obrador (hasta ahora), no sólo no lograron reducir la violencia, sino que propiciaron la aparición de nuevas conductas criminales que se han expandido velozmente. Veamos.Con Calderón se originó la epidemia nacional de violencia que azota al país desde 2008. La fórmula para enfrentarla consistió en aumentar los arrestos de alto perfil y el tamaño de la Policía Federal. La tasa nacional de homicidios se triplicó. Sin embargo, al final de esta administración la Marina, con el apoyo de las autoridades estatales, implementó dos operativos focalizados contra Los Zetas (llamados Lince Norte y Escorpión) que lograron reducir prolongadamente los homicidios en el noreste del país. Incluso hoy, 12 años después, los efectos de tales operativos siguen vigentes.Con Peña Nieto la baja nacional de los homicidios se mantuvo hasta el segundo semestre de 2014. Después de la desaparición de los 43 normalistas esa tendencia se revirtió, y la violencia escaló hasta alcanzar tasas récord. Ni la fusión de la Secretaría de Seguridad a la Segob, ni la creación de la Gendarmería, tuvieron algún impacto en los niveles de violencia. Pero hubo dos logros en este periodo: la derrota de Los Caballeros Templarios en Michoacán (con el apoyo de los grupos de autodefensa), y el notorio decremento en los secuestros, una vez creada la agencia especializada en su combate y puesta a andar bajo la batuta de Renato Sales.Una decisión central del Gobierno de AMLO fue la creación de una Guardia Nacional, de carácter militar, y disolver a la Policía Federal. Una segunda decisión, vigente durante la primera mitad del sexenio, fue evitar hasta donde fuera posible confrontaciones directas de las Fuerzas Armadas con los grupos criminales, para evitar el “mátenlos en caliente” (AMLO dixit). Lo anterior con el acompañamiento de una serie de programas sociales que, según las autoridades, mitigan las causas “hondas” del crimen, como la pobreza y la nula atención a jóvenes”, (El Financiero 10/04/23). La estrategia también desencadenó la caída de una institución que hasta antes del Gobierno obradorista se había erigido como la más respetada y querida por los mexicanos, como es el Ejército, que bajo la égida del general Luis Cresencio Sandoval ha sido una marioneta más que se mueve al ritmo que se mandata desde Palacio Nacional. Sus resultados, aun cuando se le permitió mantenerse en las calles con el argumento de combatir de manera más efectiva al crimen, no se han significado, y prueba de ello es que las cifras de homicidios se dispararon mientras los militares, que hasta hace poco gozaban de total respeto y eran orgullo nacional, hoy lo mismo cumplen funciones de albañilería que de cuidadores de todo tipo, hasta de vacunas. En tanto, el general Sandoval ha sido exhibido como uno de los más representativos ejemplos de corrupción al verse involucrado en conflictos de interés y otras ilegalidades y corruptelas tras ser ventiladas dos investigaciones de diferente procedencia, las cuales revelaron primero los suntuosos viajes del general y su familia con cargo al erario, y más recientemente la adquisición de un departamento de lujo con valor aproximado al millón y medio de dólares que obtuvo de una contratista del Ejército a su cargo en un muy menor precio. “La política de militarización en México ha sido un fracaso", aseveró la organización Human Rights Watch (HRW) en su informe sobre derechos humanos 2023.Los militares, alertó en su informe la ONG, pueden detener legalmente a civiles, tomar control de la escena de un crimen y preservar evidencias, mientras realizan acciones de seguridad pública, control de migración y cumplimiento de normas aduaneras.Tyler Mattiace, investigador de la División de las Américas de Human Rights Watch, mencionó que durante el tiempo en el que se ha implementado la estrategia de utilizar a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, se ha visto un incremento constante en la violencia y homicidios que ocurren dentro del país”.En fin, sí se podía saber; los abrazos nunca fueron la solución y hoy el sexenio de AMLO es el que suma la mayor cantidad de homicidios en la historia reciente de nuestro país. opinión.salcosga@hotmail.com