Los agregados laborales de Estados Unidos no serán inspectores… como los de la DEA no son policías, ni los agregados militares hacen labores de inteligencia, etcétera. Digamos las cosas por su nombre: A cambio de acelerar la aprobación del tratado por parte de la bancada demócrata, el gobierno de México, en concreto la Secretaría de Relaciones Exteriores a través del subsecretario para América del Norte, Jesús Seade, aceptó un mecanismo de vigilancia externa para asegurar la aplicación de la reforma laboral. Es la misma jugada que nos han repetido una y otra vez y de la que Marcelo Ebrard ha abusado tanto: el gobierno estadunidense presiona, México negocia en condiciones de desigualdad, acepta lo que siempre ha dicho que no aceptará y luego en la mañanera nos venden la derrota como un gran triunfo. Así fue en el tema de migración, en el de la amenaza de catalogar a los grupos de crimen organizado como terroristas y ahora con el capítulo laboral en el Tratado de Libre Comercio, T-MEC.Más allá de las exacerbadas manifestaciones nacionalistas que en algunos casos suenan más falsas que una moneda de tres pesos, las preguntas que hay que responder sobre los enredos de Seade es si hay una afectación real a la economía y soberanía del país, pero sobre todo si las decisiones se están tomando de la manera correcta.¿Nos afecta la presencia de estos inspectores? Para los trabajadores son una buena noticia, pues de lo que se trata es que las empresas no hagan lo que se llama dumping laboral, es decir, que compitan a base de brincarse las normas laborales en detrimento de los trabajadores. Como nuestros socios comerciales no confían en las autoridades del trabajo en este país, van a tener observadores que puedan señalar faltas; digamos que serán el VAR (Video Assistant Referee) del mundo laboral. Para las empresas exportadoras es una pésima noticia, pues una falta laboral las puede sacar del mercado más importante del mundo y ellos creen que los vecinos del norte pueden usar este mecanismo como un arma para descarrilar a competidores de manera injusta, sobre todo porque México no tiene atribuciones similares en Estados Unidos.Pero lo más grave sin duda es la forma en que estos asuntos se procesan dentro del equipo de gobierno, porque como bien lo señaló ayer Salvador Camarena, es demasiado llamarle gabinete a un grupo desconectado de funcionarios por cartera. La reacción del subsecretario Seade al artículo de Carlos Loret de Mola, llamándolo “Loretito”, y cuestionando las intenciones en lugar de responder con información y datos a un cuestionamiento específico son una muestra más del pobre nivel de operación, del 90 por ciento de honestidad y 10 por ciento, o menos, de capacidad.En el mundo de los otros datos hasta las derrotas se festejan.(diego.petersen@informador.com.mx)